La corta vida de la Fundación Solidaria Entre Pueblos, la matriz del entramado de ONG auspiciado por la Conselleria de Solidaridad y Ciudadanía, no le impidió entrar por todo lo alto en el mundo de la cooperación valenciana. Pese a esta inexperiencia, consiguió, en poco tiempo, asesorar a varias organizaciones ya consolidadas y a otras con su misma corta vida, que consiguieron gracias a su mediación grandes proyectos. Pero, estas buenas sensaciones a la hora de dar su apoyo logístico contrastaba con los palos que se encontraba para acreditar su propia experiencia y capacidad. De hecho, una fundación que conseguía grandes subvenciones para otros se daba de bruces cuando se presentaba a concursos por separado y sólo obtenía financiación cuando se la otorgaban a dedo.

Y es que la propia Conselleria de Solidaridad le tumbó un proyecto en 2010 "por no cumplir los requisitos". También la Diputación de Castelló o el Ayuntamiento de Valencia negaron ayudas a sus proyectos. Además, se presentó a las subvenciones de cooperación para este año (convocadas en diciembre de 2009) sabiendo que no tenía la experiencia mínima, un año, según marca la ley. Tampoco su gestión le garantizaba poder presentarse con todas las garantías, ya que la propia Agencia Tributaria le sancionó por no estar al corriente en sus obligaciones con Hacienda, concretamente en el tercer trimestre de 2009. Cabe recordar que la Ley de Subvenciones obliga a tener las cuentas claras con el fisco.

Subvenciones, a dedo

Pero este incumplimiento de requisitos varios, avalado por la propia Conselleria de Solidaridad y Ciudadanía cuando le denegó una subvención para este año, contrasta con la confianza que se depositó en la Fundación Solidaria Entre Pueblos cuando había que repartir a dedo. Así, en los presupuestos de 2010, que se hicieron públicos sobre el mes de noviembre, sólo diez meses después de que naciera la matriz de la red, ya se le asignaron 415.000 euros para proyectos de cooperación.

El propio conseller de Solidaridad y Ciudadanía, Rafael Blasco, ungió a Solidaria Entre Pueblos para que fuera la encargada de dirigir el proyecto más ambicioso de la Generalitat en materia de ayuda al Tercer Mundo. Concretamente el Hospital de Haití, valorado en 3,8 millones, y por el que ya le adelantó 177.000 euros.

La Fundación Solidaria Entre Pueblos se inscribió en el registro de fundaciones el 13 de enero y obtuvo el número de identificación fiscal el 20. Aun así consiguió asesorar cuatro proyectos, en el que trabajaron las empresas de sus responsables, en Guinea Ecuatorial y República Dominicana. Sin cumplir ni un año se presentó a las subvenciones, algo prohibido por el Decreto 201/1997, de 1 de julio, del Gobierno Valenciano, modificado hace unos meses.

Un equipo de cuatro personas en nómina

El conseller de Solidaridad y Ciudadanía, Rafael Blasco, aseguró que las fundaciones como Solidaria Entre Pueblos facilitan el trabajo a pequeñas ONG y les dan "apoyo logístico" para poder optar a grandes trabajos. También lo explicó el director general de Inmigración, Josep María Felip, quien manifestó que las grandes organizaciones tenían gran capacidad pero que las menores necesitaban ayuda.

Según la documentación que obra en poder del diario Levante-EMV, la Fundación Solidaria Entre Pueblos tenía a cuatro trabajadores en nómina a mitad del año 2010, cuando gestionaba hasta 9 proyectos en países tan distintos como Senegal, Perú, Mauritania, República Dominicana o Guinea Ecuatorial. Además, sacaban tiempo para preparar trabajos para poder entrar en Paraguay, aunque se lo denegaron.

Este periódico ha podido saber que más personas que no aparecen oficialmente como relacionados con Entre Pueblos trabajaban en sus oficinas en la calle San Vicente. Desde la ONG lo niegan tajantemente. En estos momentos, con la propuesta de Blasco para que dirijan la construcción del Hospital de Haití, posiblemente deban ampliar plantilla.