Los sindicatos quieren seguir dando batalla en Francia pero los ciudadanos empiezan a estar "cansados" de la situación que ha originado el movimiento de protesta contra la reforma de las pensiones propugnado por el presidente, Nicolas Sarkozy. En Francia residen más de 17.200 valencianos. Miembros de la Casa Regional Valenciana de París, del centro Comunitat Valenciana en Midi Pyrénées de Toulouse, así como fuentes de la Embajada Española afirman "vivir en un caos" desde que se inició esta huelga que ha afectado, en su mayor parte, a las refinerías del país -lo que significa que no hay combustible en las gasolineras- y al transporte público, que sufre retrasos y paros.

El viernes hubo un avance. El Gobierno tomó por la fuerza una gran refinería al este de París, la de Grandpuits, una de las 12 que hay en el país y que está en huelga desde hace 10 días, con el objetivo de poder abastecer a las gasolineras y hacer que fluya el combustible. Sin embargo, el ejecutivo francés reconoce que aún tardarán días en alcanzar la normalidad.

Miedo a la violencia en la calle

Desde Toulouse, el presidente de la asociación Comunitat Valenciana en Midi Pyrénées, Juan Giner, afirma temer "la llegada de la violencia callejera", sobre todo, de la mano de estudiantes de la universidad.

En Toulouse se suceden las manifestaciones en la calle -hasta el momento tranquilas- aunque si se unen los estudiantes universitarios a los del instituto, "habrá enfrentamientos violentos y ese es nuestro mayor temor", sostiene Giner.

Las razones por las que los estudiantes universitarios pueden sumarse a las intensas jornadas de movilización social que se viven en Francia, explica Giner, se justifican en su particular rechazo a la nueva propuesta de regular el deficitario sistema francés de pensiones. Es decir, si con la reforma la edad de jubilación se retrasa en dos años -de los 60 a los 62- los jóvenes tardarán dos años más en encontrar trabajo y además, argumentan luchar para defender los derechos de sus padres. Desde el viernes por la tarde se iniciaron las vacaciones de Todos los Santos que cerrarán durante una semana los colegios. Una tranquilidad, según el presidente de la asociación valenciana, para que paren las protestas pero un problema para la llegada de turistas. "Nadie quiere venir a Francia con la que hay montada y los que quieran, lo mismo no tienen avión. Esto es un caos que todos queremos que se acabe", concluye.

Ayer, precisamente, se celebró en Toulouse una fiesta en honor de los republicanos españoles que se refugiaron en esta ciudad tras la guerra civil. Es un acontecimiento que suele reunir a un gran número de asistentes. Giner explicó que se en esta ocasión acudieron menos turistas pero que, al menos, "una jornada de fiesta, sirve para calmar los ánimos".

"Las protestas las veo en la tele"

Sin embargo, no a todos los residentes en Francia les afecta la huelga por igual. En el caso del presidente de la Casa Regional Valenciana de París, Pedro Pelegrí, la huelga es algo que le queda lejos. "Veo las protestas por la tele. No frecuento mucho las calles y ya estoy jubilado". La situación de este valenciano dista mucho de la que atraviesan la gran mayoría de sus compatriotas. No necesita el vehículo, no debe ir al trabajo y no sufre los problemas del transporte público. "Mi día a día sigue siendo normal, aunque la situación que veo a través de los medios de comunicación, asusta". Sin embargo, el presidente sí relata algún trastorno ocasionado por esta situación: La habitual cena quincenal que se celebra en la Casa Regional de Valencia en París, se vio afectada por la huelga. La organización, según relata Pedro Pelegrí, tuvo que suspender la que debía celebrarse la pasada semana al no poder contar con la mayoría de sus asistentes.

Los problemas que está ocasionando el deficitario transporte público les impidieron llegar al festejo. Para estos valencianos, "es una anécdota más", sin embargo, según señalan, ya empiezan a ser demasiados días. Pese a que entienden el motivo de la propuesta, no se muestran en conformidad con las formas. Según exponen, las últimas encuestas señalan que el 53% de los franceses opinan esto mismo. Creen que la reforma afecta a las clases más baja y por tanto "es injusta" sin embargo, "hay otras formas de protestar", opinan.

"Hay que dejar pasar metros hasta que cabes en alguno"

Los trenes de medio y largo recorrido mantienen en vilo a sus usuarios en París. Hay que tener en cuenta que hay más de 12 millones de personas que viven desde el centro de la ciudad hasta la periferia. Pero, de todos ellos, aproximadamente dos millones sólo viven en en la ciudad, el resto, los otros diez millones, en sus alrededores. Para desplazarse o ir al trabajo utilizan los trenes o su propio vehículo, por esta razón, por el volumen de personas que se desplaza, esta huelga en refinerías y en paros de trenes les afecta tanto. Colapsa los pocos medios que funcionan. El metro trabaja con relativa normalidad, según indica Jaime Dorado, aunque, con algo de retraso porque todas sus frecuencias no son cubiertas. Ello conlleva largas colas de espera entre los viajeros en las horas punta y al colapso de los vagones que, con frecuencia, no pueden acoger a más usuarios que ven con desesperación como hay que dejar pasar varios metros hasta poder coger uno. "Vamos en el metro sin espacio, cansados y a empujones durante trayectos de más de una hora", explica. Por otra parte, el tren de cercanías (RER) se ve afectado según las líneas. Lo peor en este caso son los cortes de circulación que provocan los manifestantes que organizan las protestas a primerísimas horas de la mañana. "Ocupan la vía, paran el tren y obligan a bajarte. Da igual la distancia a la que estés de tu destino. No les importa. Paran el tren y debes bajar, porque ya no te lleva, y seguir caminando a pié o buscar otro transporte. Eso es lo peor, que te dejen en medio de una vía y buscarte la vida para llegar a trabajar o a casa", prosigue Dorado.