¿Considera más capacitada a la mujer que al hombre para gobernar?

La palabra capacidad es muy equívoca. Puede entenderse como la reserva de conocimiento especializado. Y es cierto que el conocimiento es uno de los factores fundamentales del liderazgo, pero el factor más importante para el liderazgo en el presente es el poder personal. Toda la reserva que tiene que ver con la afectividad, la capacidad de relacionarse, la flexibilidad, la intuición, la empatía, un mejor manejo en situación de crisisÉ No es que las mujeres estén más capacitadas, sino que tienen esas ventajas comparativas como producto de su socialización y eso las hace más eficientes como líderes transformacionales, que son los que necesita este mundo, si toman conciencia de esas ventajas y las usan como gobernantes.

¿Por qué?

El momento de crisis y cambios que vive ahora la humanidad exige liderazgos flexibles con capacidad de dar y recibir, de ceder en un momento determinado, de tolerar la diferencia. Si eso no se establece como patrón en las relaciones humanas, el peligro en el que estamos como especie se acrecenta.

La meta no es sólo que las mujeres alcancen el poder, sino que desde allí lo ejerzan de una forma "femenina".

No de forma femenina, sino que usen sus ventajas comparativas derivadas de rasgos construidos en la crianza de la feminidad para ejercer el poder en un nuevo paradigma. Porque si actúan como hombres, seguirán patrones heredados de la cultura patriarcal. Hay "mujeres con bigote" que son más controladores, exigentes y dominadoras que algunos hombres.

¿Sarah Palin, por ejemplo?

Puede ser, porque ha sido identificada con valores patriarcales y el Tea Party. Pero también lo fue Margaret Thatcher. Porque es mucha la presión que reciben las mujeres en ejercicio del poder para comportarnos como hombres. Si no, somos excretadas del sistema de poder.

Es decir: el poder masculiniza a las mujeres gobernantes.

Totalmente. A menos que tomemos el riesgo de ser mujeres fuertes y tengamos la capacidad de legitimar nuestra forma de pensar. Pero ocurre lo mismo en el campo científico: a las mujeres nos cuesta mucho más esfuerzo validarnos que a los hombres.

En su última remodelación, Zapatero ha suprimido el Ministerio de Igualdad y se ha olvidado de la paridad. ¿Es un retroceso?

No me gusta opinar sobre la política interna, pero te diré una cosa: mi correo electrónico está lleno de mensajes de gente de Hispanoamérica que deplora esta decisión. Y viendo la prensa de aquí, me da la sensación de que allá se sintió más que aquí. Esa decisión ha supuesto una disminución de la política administrativa [hacia la igualdad].

El alcalde de Valladolid se burló de la ministra de Sanidad y aludió a sus "morritos" con una expresión muy polémica.

La actitud de este señor no es sólo patriarcal, sino irrespetuosa y escatológica. Cualquier persona con un mínimo de lealtad por la dignidad humana de quien sea tendría que ver esa expresión como sexismo de la peor clase. Revela su concepción de cómo pueden llegar las mujeres al poder.

En la apertura de este congreso, Carmen Alborch ha condenado esas palabras. ¿Qué le parece el silencio de Camps al respecto?

Lo entiendo. No va a criticar a un miembro de su partidoÉ

¿Y le parece bien?

¿Que no haya mencionado el caso? Quizá pudiera haber hecho un señalamiento, pero realmente no es lo más importante para una inauguración de un congreso como éste, ni era el foro más adecuado para plantear la trayectoria del partido político del presidente.

¿Qué responde a los hombres que consideran exagerada la lucha feminista?

Que digan en qué consiste la exageración y entonces veremos qué sentido de la igualdad tienen. Porque nadie diría que la lucha sindical es exagerada. Pero con la lucha de las mujeres caben excepciones, porque es una cultura patriarcal que se ve desafiada por un grupo que la historia ha considerado inferior.

¿Qué responsabilidad tienen los hombres y qué parte las mujeres en la cultura machista de hoy?

Hay que verlo en perspectiva. El patriarcado tiene entre 5.000 y 7.000 años, desde la última fase del Neolítico, y el patrón se ha reiterado. Pero no es culpa ni de hombres ni de mujeres. Es la sociedad en su conjunto la que no acaba de asumir la profundidad de lo que significa el sistema de dominio patriarcal y la jerarquía sexista que se expresa en todos los órdenes de la vida. El patriarcado es un sistema de dominio que impregna toda la vida colectiva. Incluso en niveles inconscientes en los que se asienta las raíces más arcaicas de la subordinación.

¿Cuándo terminará la lucha feminista?

Nunca. Y cuanto más nos ataquen, más convencidas estamos de que vamos por buen camino. Porque estamos allí donde podemos abrir una fisura contra el dominio patriarcal.