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El vidente de Alzira que supuestamente logró un patrimonio de tres millones de euros con las aportaciones de decenas de fieles que creían en las apariciones de la Virgen reconoció ayer que jamás ha pagado el impuesto de la renta al fisco. El padre Ángel declaró ante el tribunal que lo juzga desde ayer que "creía que por ser religioso estaba exento de pagar a Hacienda". El fiscal pide que el falso sacerdote, según el Arzobispado de Valencia, sea condenado a ocho años de cárcel por dos delitos contra la Hacienda Pública y que afronte una multa de 2,3 millones de euros. El presidente de la "Junta de la Esclavitud del Sagrado Corazón de Jesús. Obras de la Misericordia", entidad que no reconoce la Iglesia, llegó a la Audiencia de Valencia arropado por una veintena de fieles y vestido con una levita negra y alzacuellos.

La Fiscalía no ha podido imputar al vidente un delito de estafa y se ha centrado en el supuesto fraude a Hacienda. El falso cura declaró al fiscal: "No he hecho la declaración por estar mal informado. El abogado que nos llevaba todo nos decía que por ser religiosos estábamos exentos. Me podrá llamar iluso, pero es así. La asociación tampoco ha presentado nunca la declaración tributaria".

Seminarios de Toledo y Cuenca

El padre Ángel afirmó que estuvo en los seminarios de Toledo y Cuenca. "Yo tengo los estudios que son propios de la carrera eclesiástica. También soy auxiliar de clínica", añadió. Sin embargo, un antiguo responsable del Arzobispado de Valencia que declaró como testigo incidió en que no tenían constancia de que fuera sacerdote y que actuaba al margen de la Iglesia.

En cualquier caso, el líder espiritual de decenas de fieles aseguró que el Vaticano "está estudiando" desde 2002 la opción de reconocer a su congregación. El padre Ángel manifestó que todo el patrimonio que tiene la entidad que lidera está a su nombre porque así lo decidieron sus seguidores. "Los bienes que están a mi nombre pasarán a la congregación en cuanto el Vaticano la reconozca. Intentamos regularizarnos a través de Ecclesia Dei", indicó el falso sacerdote.

El vidente, que insistió en que está ordenado por la Iglesia católica desde 1988, señaló que comenzó a ir con sus fieles a la sierra de la Murta de Alzira porque "ahí se aparece la Virgen. Yo no captaba adeptos. Hicimos una comunidad religiosa con personas que venían libremente". El padre Ángel aseguró que la Virgen hablaba todos los días 15 de cada mes a través de él.

"La Virgen no pidió dinero, pero sí un convento", precisó. El acusado indicó que tras revelar este deseo mariano, algunos fieles dieron donativos y otros firmaron préstamos personales con los que compraron terrenos en Picassent. "Se compró a petición de la Virgen", reiteró.

Bienes inmuebles

Según el fiscal, el supuesto sacerdote adquirió terrenos, apartamentos y pisos en Picassent, Gandia, Valencia y Benaguasil. En concreto, el acusado presuntamente realizó numerosas operaciones inmobiliarias que culminaron con la construcción de un convento en Picassent al que después adhirió decenas de miles de metros cuadrados de campos anexos. Entre 1996 y 1998, el procesado se inscribió a su nombre cinco apartamentos en Gandia que revendió. También compró dos viviendas en Valencia -en las calles Segarría y Escolano- a dos mujeres que ingresaron después en su movimiento religioso como internas.

El falso sacerdote reconoció que otras mujeres que acabó consagrando como religiosas hicieron "voto de pobreza" y cedieron "sus bienes al convento".

El falso vidente despertó el interés de decenas de seguidores, que entregaron a su asociación miles de euros en concepto de donativos. A pesar de que muchos se sienten ahora engañados, sólo dos familias se han personado como acusación particular. La avanzada edad de muchos fieles y la dificultad de demostrar que el acusado se apropió de los bienes inmuebles con engaños son los motivos que han disuadido a los afectados de formalizar la acusación. El juicio continúa hoy con la declaración de los afectados y de personas que todavía confían en los poderes sobrenaturales del padre Ángel.