La subasta del solar de la Ciudad de las Artes y las Ciencias que ha anunciado la Generalitat tendrá que esperar. Al menos hasta que se busque una nueva ubicación para las 169 lamas que componen la estructura metálica móvil del Ágora o se resuelva el conflicto entre la dirección facultativa del arquitecto Santiago Calatrava y las empresas contratistas (Cyes, Pavasal, Lubasa) y la subcontratista que se ha encargado de fabricar las piezas, Augescon, filial de Ros Casares.

Ese solar alberga ahora de forma provisional las lamas de la discordia. Calatrava considera que 40 de ellas están defectuosas y los técnicos de las partes implicadas en la obra discuten el alcance de la "ligera desviación de milímetros" que presentan las piezas metálicas.

Fuentes oficiosas de Cacsa sostienen que, al margen del retraso en la culminación de la obra, no le corresponde a la sociedad pública asumir el coste de la reparación o nueva fabricación de las mismas. A su vez, la filial de Ros Casares sostiene que se han ceñido a ejecutar los planos del proyecto y que, en cualquier caso, la discusión debe ser entre Calatrava y la UTE contratista. "La relación es entre la dirección facultativa [Calatrava] y la contrata; si no es así hay alguien que no está haciendo su trabajo", dijeron las mismas fuentes. Todo indica que Augescon no parece dispuesta a asumir el coste de las modificaciones en las piezas.

Planos con margen

Este conflicto lleva semanas encallado. Según ha podido conocer Levante-EMV de fuentes solventes, los planos de Calatrava permitían unos márgenes en las mediciones de las lamas que Augescon asegura haber cumplido. Por tanto la discusión estriba ahora en saber cuántas de las piezas metálicas que Calatrava considera defectuosas son utilizables y cuántas no. Técnicos ligados al proyecto consideran que no será posible comprobar el alcance del defecto hasta que la estructura móvil (se abre y se cierra como unas aspas) esté montada, algo a lo que Calatrava no parece dispuesto. Desde el despacho del arquitecto se aseguró ayer que de momento no tienen intención de pronunciarse sobre la polémica.

La discusión también gira en torno a si los defectos en las 40 lamas obedecen a una cuestión estética o de seguridad de la estructura. Si fuese el primer caso se reduciría el número de piezas a fabricar de nuevo desde el principio en la factoría de Augescon en Asturias. Una parte de las mismas podrían corregirse directamente en Valencia.