Las mercancías destinadas a Palma de Mallorca pueden permanecer hasta tres semanas varadas en los muelles del puerto de Valencia. Las denuncias realizadas por comerciantes, industriales y empresarios de la capital balear destapan una problemática acentuada por la crisis.

Desde 2008, las navieras han decidido apretarse el cinturón y, poco a poco, han ido concentrando las rutas y han apostado por los grandes barcos. Los buques no se llenan y las alternativas son escasas. De ahí, la fuerza que exhiben compañías como Acciona Trasmediterránea, que prácticamente actúa de forma monopolística entre Valencia y las Baleares en el segmento de carga.

En su página web oficial, la firma publicita un servicio con destino a Palma todos los días de la semana excepto los domingos. A su vez, solamente viaja a Ibiza los viernes, por los sábados a Menorca. Sin embargo, los empresarios mallorquines defienden que la conexión solamente se lleva a cabo tres veces por semana, ya que muchas veces Acciona aduce "problemas técnicos". Una situación que se agrava si son productos perecederos.

Desde la Federación Balear de Transportes exponen que "Balearia ha renunciado al servicio, así que sólo Acciona transporta carga en línea. Su decisión de reducir la flota no ha ayudado, ya que el servicio es claramente insuficiente". En la actualidad, las rutas están operadas por el "Superfast Levante", de 24 metros de manga y 160 de eslora, "a pesar de su nombre, es un barco lento. Muchas veces acarrea diversos retrasos".

La insularidad es una característica física que condena de per sé a las Baleares, que dependen en gran parte de sus conexiones con la Comunitat Valenciana y Cataluña para su comercio interior. En el otro bando, los agentes que operan en los muelles levantinos minimizan la importancia de los flujos con Mallorca. Así lo reconoce Luis Rosa, presidente de la Asociación de Transitarios, Expedidores internacionales y Asimilados (ATEIA) de Valencia, "lo que ocurre es que el tráfico de carga con las Balears no es muy importante en el contexto global del puerto de Valencia. Hablamos de un flujo operado por empresas especializadas y de estrecha relación con las firmas navieras". Aunque no conoce casos concretos, define a la espera de 21 días como "un escenario posible".

Situación confirmada desde el lado de los estibadores. Rafa Beses, secretario del comité de empresa de la Sociedad de Estiba y Desestiba del puerto de Valencia (SEVASA, explicó que "lo que ocurre es que Acciona ha suprimido líneas y las ha concentrado en buques de mayores dimensiones. Es una situación que no sorprende, ya que todo el mundo quiere ahorrar costes".

Camiones por plataformas

La situación también ha variado el modus operandi del trabajo portuario, "antes todos los días se movían plataformas y ahora casi siempre se movilizan camiones, ya que los entran de forma directa y se gastan menos dinero. Así también se ahorran tener que invertir dinero en contratos para los estibadores".

Lo cierto es que un flota de vehículos de grandes dimensiones ocupa más volumen que un grupo de contenedores individuales, con lo que los índices de carga global por viaje se resienten. Este es uno de los factores que causa que la mercancía pueda permanecer hasta tres semanas en el puerto.

A su vez, los implicados en la polémica recuerdan que "las rutas marítimas con Baleares forma parte de un servicio público, por lo que cuentan con subvenciones procedentes del Gobierno". De ahí los últimos interrogantes que plantea desde el sector portuario, "¿Se está operando correctamente, "¿Se está subvencionado de forma clara a un monopolio comercial".

Iscomar, la firma que hizo temblar las dinámicas de precios

Los actuales problemas que sufren los flujos de mercancías de carga entre la Comunitat Valenciana y Baleares tiene a la firma Iscomar como uno de sus protagonistas. Radicada en Palma, la naviera reventó los precios en los años anteriores a la crisis, trabajando en muchos casos a precios por debajo de coste. Su quiebra en 2009 causó la eliminación de casi un 50% de las conexiones marítimas existentes, dejando a Acciona como la única firma operativa. De ahí la paradoja: el exceso de competencia del pasado castigó las cuentas de resultados de la mayoría de firmas, que optaron por anular las rutas o tuvieron que cerrar líneas, tal como le ocurrió a la firma Iscomar. La última problemática concerniente a la empresa en la Comunitat Valenciana finalizó el pasado 7 de febrero, cuando se confirmó la venta del "Mercedes del Mar" a una empresa de origen griego. Los nueve marineros que lo operaban permanecieron un total de seis meses en huelga -y siete sin cobrar- en el puerto de Valencia.