Las peores previsiones de los expertos sobre los daños en las playas del Parque Natural de la Albufera de la macroampliación del puerto de Valencia se están cumpliendo. El temporal marítimo de octubre se tragó literalmente el paseo marítimo de la playa de la Garrofera y volvió a disparar las alarmas entre los vecinos de la urbanización de la Casbah. Las 78 familias de esta urbanización han visto como en los últimos años la playa ha menguado de forma preocupante y no dudan en señalar como culpable, en primer lugar, al puerto, a punto de culminar las obras que duplicarán la superficie actual, y en segundo término a la falta de aportes del río Turia.

Los vecinos han remitido decenas de escritos al Ministerio de Medio Ambiente para que tome cartas en el asunto y obligue a la Autoridad Portuaria de Valencia a aplicar las medidas correctoras previstas en la declaración de impacto ambiental de la ampliación norte. Medio Ambiente les da la callada por respuesta. Sí les ha contestado el presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia, Rafael Aznar, que asegura que cada seis meses remiten a la Subdirección General para la Sostenibilidad de la Costa los informes de seguimiento de las playas que realiza la UPV. Costas no ha dado al puerto instrucciones para activar las medidas correctoras.

Que las playas han retrocedido "es un hecho", apunta Guillermo Casanova, vecino de la Casbah. La comparación de las fotos de la playa de hace treinta años con las imágenes actuales de no dejan lugar a dudas. Guillermo Casanova, afectado por los deslindes de Costa, ha vivido toda la vida en la Casbah. Muestra una fotografía de 1976 en la que se aprecia a los bañistas paseando por la playa de la Garrofera que entonces tenía más de cien metros de ancho, como la vecina del hotel Sidi donde ahora apenas hay sitio para poner la torre de vigilancia. El mar, tres décadas después, ha engullido casi toda la playa de la Casbah como se aprecia en la foto aérea captada en octubre que ilustra este artículo.

La desaparición del paseo marítimo de la Casbah "era previsible", subraya José Serra, catedrático de Puertos y Costas de la Universidad Politécnica de Valencia. "Se suma que la playa no es ancha y que el paseo marítimo acentúa el oleaje". "El muro produce un efecto reflejo y duplica el tamaño de las olas", apunta Serra, que dirige en plan de vigilancia ambiental de la ampliación del puerto. A su juicio, rehacer el muro "no va a servir de nada". Propone crear una duna natural y realizar aportes de arena para mantener la playa en un ancho de 55 metros. "Hay que duplicar el ancho de esa playa y hacer aportes periódicos para mantenerla".

Serra es partidario de hacer aportes a las playas del parque natural pero no desde las playas del norte (Cabanyal y Malva-rosa) como planteó la DIA porque éstas también están en recesión. Según el catedrático de Costas, se ha descubierto un banco de arena, a unos 100 metros de profundidad entre el puerto y Cullera con 100.000 millones de m3 que podría dragarse y "daría para regenerar todas las playas de la Comunidad". Para las de Valencia, harían falta un millón de metros cúbicos. "Todo es cuestión de dinero y prioridades y de decidir si queremos playas sostenibles o dejamos que desaparezcan".