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La comunidad educativa reconoció ayer ciertos avances en la educación española, como la mejora en la comprensión lectora, tal y como se recoge en el último informe de la OCDE, si bien ha advertido de las desigualdades educativas entre autonomías e insistió en la necesidad de cambios en el sistema. La muestra española de PISA estuvo formada por 910 centros y afectaba a unos 27.000 alumnos.
Estos datos, para el presidente de la Confederación Nacional Católica de Padres de Alumnos, Luis Carbonel, demuestran que las cosas no han cambiado apenas en diez años. Por eso, no basta con mínimas variaciones sino que hay que "acometer un gran cambio del sistema educativo".
El vicepresidente de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos, Jesús María Sánchez, valoró que España en las últimas décadas ha evolucionado a mayor velocidad que otros países, pero hay que redoblar esfuerzos, por eso ha pedido a las administraciones una mayor inversión, entre otras medidas, indicó.
Desde los sindicatos de la enseñanza pública, las desigualdades entre comunidades ha sido la mayor preocupación mostrada.
Por su parte, Juan Antonio Ojeda, secretario general de Escuelas Católicas, apuntó que si bien se produce un ligero avance, hay que "intensificar el paso e, incluso, innovar en las respuestas" y acometer reformas en profundidad, como la formación docente.
La portavoz del PSOE en la Comisión de Educación en el Congreso de los Diputados, Cándida Martínez, reconoció que "hay que seguir mejorando" los resultados de España en el Informe PISA, al tiempo que criticó la actitud "permanentemente negativa del Partido Popular, incapaz de reconocer que hay avances".
La diputada y secretaria nacional de Educación del PP, Sandra Moneo, aseguró que estos resultados son "frustrantes porque sigue por debajo de la media de los países de la OCDE", y criticó que el Ministerio de Educación hable de "estabilidad. Somos un país incapaz de mejorar y a nuestro juicio se debe a que tenemos el mismo sistema educativo desde hace 20 años".
