Un informe del Departamento de Astrofísica y Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) sitúa a la Comunitat Valenciana como "la zona más brillante de la península ibérica". Se trata del estudio "Contaminación lumínica en España 2010", dirigido por el investigador Alejandro Sánchez y que se basa en imágenes nocturnas terrestres vía satélite.

Según el análisis, que estudia la evolución por provincias del aumento de la emisión de luz al espacio (1992-2007), Madrid -con más de seis millones de habitantes- es lógicamente la que mayor importancia tiene a nivel estatal. Sin embargo, tras la capital de España aparecen Valencia y Alicante en segundo y tercer lugar como emisores de contaminación lumínica.

Los núcleos más poblados son los más contaminantes. No obstante, las dos grandes provincias valencianas están por delante de territorios como Barcelona, cuya área, por ejemplo, duplica en censo a Valencia y prácticamente triplica a Alicante.

Esta realidad no pasa inadvertida vista desde el cielo. El análisis, basado en fotografías que miden la intensidad de la luz, muestra un cordón lumínico sin solución de continuidad en todo el arco mediterráneo peninsular, con especial incidencia entre Valencia y Alicante. Pese al mayor tamaño de la "mancha" lumínica de Madrid, la Comunitat Valenciana emite un reflejo más brillante.

Sin estrellas y con mucho gasto

Entre los efectos de esta situación aparece, lógicamente, la nula visibilidad de las estrellas desde los núcleos urbanos. Pero también el derroche en la factura de la luz; y de eso se ha debatido, y mucho, en la capital valenciana durante años. La ciudad tiene concretamente 92.000 farolas, una por cada nueve habitantes. Durante años desde el ayuntamiento se ha utilizado como reclamo el de ser "la ciudad mejor iluminada de Europa"; y, en consecuencia, también la de mayor contaminación lumínica. Así se ha reprochado constantemente desde la oposición en el ayuntamiento de la capital.

La crisis, finalmente, ha pesado más que el factor ambiental y tras 19 años de gestión, el consistorio de Rita Barberá decidió este año tomar medidas, concretamente la de apagar farolas para reducir la factura. Una medida que, sin embargo, se echó atrás unos meses después.

En total, bajo el mandato de Rita Barberá -desde 1992- el ayuntamiento se ha gastado en la instalación, mantenimiento de farolas y factura eléctrica una cifra global de 230 millones de euros. Actualmente, el consistorio adeuda doce millones a una suministradora por la factura de la luz.