La condena que le ha impuesto el Tribunal Supremo a la Federación Gremial de Panadería y Pastelería de la Provincia de Valencia (Fegreppa) ha caído como un jarro de agua fría entre sus asociados. El presidente, José Báguena, ha replicado que la sanción está basada en "indicios" y no en pruebas y considera que la cantidad -150.000 euros- "es una barbaridad".

Báguena afirma que convocará una Junta general en la institución para decidir cómo va a abonarse la sanción a la que califica de "salomónica" dado que inicialmente se trataba de 300.000 euros que, con los recursos interpuestos por parte de la Federación se ha rebajado a los 150.000 de ahora, a su parecer, "porque no hay pruebas de un pacto interno para subir los precios". El presidente sostiene que los tribunales "no han tenido en cuenta los recursos y ha castigado a este gremio con una sanción muy dura".

Sin embargo, el Alto Tribunal considera que el colectivo vulneró las normas de la competencia en perjuicio de los consumidores. El fallo recuerda al gremio de panaderos que la ley prohíbe expresamente la fijación de forma directa o indirecta de los precios. Los panaderos alegaron que la subida del pan entre enero y febrero de 2004, que rondó el 10%, se debió al incremento de los costes, entre otros, del trigo. Sin embargo, la Unió de Llauradors advirtió de que el precio del trigo sólo influyó "en un ridículo incremento de 0,2 céntimos por barra".

Los panaderos replican que "nadie les obligó ni les sugirió la subida del precio" y que se debió a la subida de impuestos, así como de diversos servicios como el agua o la luz. Además, sostienen, que "entre todos ellos intentan mantener unos precios similares para no hacerse la competencia". De ahí que la subida fuera similar entre todos los establecimientos.

La investigación se inició a raíz de una denuncia. Los inspectores de Defensa de la Competencia visitaron 55 establecimientos valencianos y el 69% de los panaderos admitió que había aumentado el precio por indicaciones de la Federación Gremial. De 25 panaderías no afiliadas, sólo el 25% declaró que el incremento se debía al aplicado por el proveedor. En la ciudad de Valencia, el 23% de los profesionales reconoció que había seguido el consejo del gremio.

Sin embargo, los panaderos ahora reniegan de estas declaraciones y sostienen que los precios son libres y muchos de ellos tienen que mantenerlos fijos durante años para evitar que grandes cadenas se "coman" a los negocios tradicionales.

La ruina del negocio

Diversos panaderos asociados así como los pertenecientes al Gremio de Panadería de Valencia mantienen que una sentencia como esta "puede llevar a la ruina los negocios tradicionales" ya que es "insostenible" la competencia con las grandes cadenas y supermercados.

Los panaderos valencianos recuerdan que "la calidad que ofrece un despacho u horno tradicional es muy superior a la de una gran cadena aunque ellos no pueden ser tan competitivos con los precios porque se trata de negocios familiares".

Muchas panaderías tradicionales evitan la subida de sus precios, a pesar de que incrementan los costes. Según defienden desde el sector "o pierdes en lo que te cuesta o pierdes clientela y eso es algo que no nos podemos permitir". Muchos negocios tradicionales cierran cada año.

"Hay que defender al panadero artesano"

Desde la asociación Indespan, responsable de la investigación y desarrollo del sector de la panadería defienden el trabajo del panadero artesano. "Hay que apoyarlos porque cada vez el negocio es más difícil y sostenerlo en el mercado es muy costoso", señala Carlos Bernabé. Desde este sector consideran que el sector tradicional dedicado a la panadería asume, cada vez, mayores costes "que pueden llegar a ser ruinosos ante la competencia de las grandes cadenas que hay en el mercado", sostiene Bernabé quien añade que "los panaderos de toda la vida trabajan 14 horas al día para ofrecer un producto inigualable". Aún así, considera que desde el gremio no se han defendido bien los intereses del sector, "no se han hecho los deberes".