Paco Cerdà

valencia

Los papas de Aviñón, que protagonizaron el cisma de Occidente y pusieron en jaque a la Iglesia católica en el siglo XIV, guardaban en su biblioteca una esplendorosa Biblia comentada por los exégetas dominicos Nicolás Gorrán y Hugo de Sancto Caro. Bellamente manuscrita por copistas franceses, suntuosamente iluminada y repleta de didácticas miniaturas policromadas, sus 22 volúmenes eran el lujo espiritual de los pontífices que ocuparon la sede papal francesa, desde Clemente VI hasta Benedicto XIII, el Papa Luna.

Este último antipapa, expulsado de Aviñón, se llevó la opulenta Biblia a su fortín de Peñíscola durante el exilio forzoso que allí vivió entre 1403 y 1423. Pero a la muerte de Benedicto XIII, la Biblia -como el antipapado aviñonés-, tenía los días contados. Los aprietos económicos de los antipapas (repudiados por Roma, Francia y la Corona de Aragón), obligó a Clemente VIII -sucesor del Papa Luna y último antipapa de Aviñón- a vender la majestuosa Biblia en la primera mitad del siglo XV. La catedral de Valencia fue el comprador de los 22 volúmenes. Y ayer, más de medio milenio después de su adquisición, la Seo mostró por primera vez a los medios de comunicación -aunque ya habían participado en alguna exposición- tres tomos de este valioso códice.

La Biblia de los antipapas está siendo investigada desde hace seis meses por el técnico del archivo de la catedral de Valencia Juan Ignacio Pérez Giménez, que acaba de publicar un artículo sobre el códice en el último número de la Revista Catedral de Valencia. Como subrayó en la presentación de ayer el director del Archivo de la Catedral, Vicent Pons, algunas certezas se refuerzan y otros secretos quedan por descubrir. Certeza: "Actuaron como mecenas de la Biblia los dos papas cuyos escudos aparecen tanto en las primeras hojas como en los cantos de los volúmenes, Clemente VI e Inocencio VI, papas ya de la época del cisma y del papado en Aviñón", y tardó en copiarse "quince años, de 1345 a 1360". Duda: no se sabe si fue copiada y ornamentada "en los círculos cercanos a Aviñón o en París".

Otra evidencia que recoge Pérez Giménez: aunque el Papa Luna vendió algunos ejemplares de su biblioteca, un inventario efectuado nada más fallecer Benedicto XIII constata que el Comentario a las Sagradas Escrituras -su nombre oficial- se hallaba todavía en la biblioteca pontifica a su muerte. Por tanto, la venta de la Biblia a la catedral, según la investigadora Teresa Laguna, se habría llevado a cabo entre 1427 y 1427 bajo el antipapado de Clemente VIII, cuando diminuyeron sus rentas y el rey Alfons el Magnànim cerró el grifo a los sublevados de Aviñón.

Investigación en marcha

La investigación actual de los 22 volúmenes se centra en el estudio de la descripción de miniaturas y la identificación de los escritores -sólo figura el nombre de un copista, Enric Guillot-. "Ahora debería hacerse un estudio del texto", añadió Pons, e investigar también, por ejemplo, "cuánto dinero pagó la Catedral de Valencia" para comprar los volúmenes.

Escudos papales y coloridas miniaturas

Por la dimensión de los tomos, el número de volúmenes y el lujo de la edición, Vicent Pons cree que la Biblia de los antipapas sería poco utilizada en el día a día por los pontífices de Aviñón. Consultada, sin duda. Y apreciada, todavía más. Principalmente, por el texto -escrito en el siglo XIII por los dominicos que encabezaba Nicolás Gorrán. Y casi tanto o más por las imágenes policromadas que embellecen sus páginas. Los pigmentos utilizados se obtenían de restos de animales. Hay algunos volúmenes mutilados, pero el estado del conjunto -protegido por una encuadernación del XIX- es óptimo.