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El colectivo de botánicos aficionados está de suerte. La Comisión de Protección de Flora de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), junto con la Sociedad Española de Biología de la Conservación de Plantas (Seibicop) y la Universitat de València formarán a voluntarios para la detección y censo de la flora protegida en la Comunitat Valenciana.

La importancia de estas campañas es ostensiblemente relevante si se atiende a las cifras de desaparición de especies tanto de flora como de fauna. En el caso de la fauna, los datos señalan que una de cada cinco especies está condenada a desaparecer, según informó ayer en el acto de presentación Jaime Güemes, coordinador del proyecto.

Para evitar que esto suceda, expertos en el campo han señalado el censo y el control demográfico de estas especies como punto clave en su salvación. En este sentido, se ofrecerán cursos formativos en las cuatro comunidades autónomas con mayor presencia de especies protegidas: Andalucía, Canarias, Cataluña y la Comunitat Valenciana.

Los destinatarios de esta llamada a la protección de flores son los agentes medioambientales, las asociaciones y entidades relacionadas con el medio ambiente y los estudiantes universitarios. No se requiere ningún tipo mínimo de estudios o formación, simplemente las ganas y la pasión para contribuir a la protección de estas especies amenazadas.

Transmisores de conocimientos

Los voluntarios que decidan participar en el proyecto deberán entrar en contacto con la Fundación Biodiversidad y contarán con una formación de primera. La intención es que, al finalizar el curso, sean totalmente autónomos a la hora de identificar las especies, así como para denunciar las posibles causas de su amenaza. De esta manera, los cerca de 30 voluntarios seleccionados estarán capacitados para recoger y aportar datos que permitan mejorar y actualizar el conocimiento de los problemas de la flora.

Deberán demostrar habilidades en el campo y aprenderán a manejar los sistemas de marcaje como los mapas topográficos y los GPS. Todos los datos que recojan serán transmitidos a los investigadores mediante una plataforma web. Así, los voluntarios volcarán sus datos, que posteriormente serán comprobados y estudiados por los expertos, organizando y divulgando así el flujo información recabada. Cabe destacar que dichos resultados pasarán a formar parte de una gran base de datos pública, a la que podrán acceder tanto instituciones como particulares interesados.

Tal vez el punto de la formación más atractivo para los voluntarios sea la campaña de muestreo que realizarán junto con expertos. Esta fase del programa comenzará en mayo y en junio los voluntarios estarán totalmente capacitados para, desde su entorno inmediato, observar, catalogar y analizar la fauna en peligro de extinción. Se prevé que el muestreo se realice en zonas como el norte de Alicante, rica en flora amenazada.