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El puesto de guía canino está muy solicitado, tanto en la Policía Nacional como en la Guardia Civil. En el caso de la Benemérita, los aspirantes afortunados con una de las pocas plazas que se ofertan deben cumplir seis meses de preparación en la Escuela de Adiestramiento de Perros Policía de la Guardia Civil. Lo mismo ocurre en la Policía Nacional.

La condición sine qua non para ser guía canino es que te gusten los perros, según coinciden los policías y agentes entrevistados. Lo que ocurre muchas veces es que el guía canino acaba cogiendo tanto cariño al animal, al que siempre va unido, y cuando estos finalizan su etapa productiva dentro de la policía se les ofrece la posibilidad de quedárselo como mascota. "La mayoría tiene al menos un perro en su casa, pero si puedes siempre intentas quedártelo", apuntó un agente.

La Policía Nacional de Valencia cuenta con 20 perros para tareas de detección de explosivos, drogas y seguridad ciudadana. Sony, Caro, Tano, Tara y Rumba son algunos de los miembros caninos de esta unidad cuyo cuartel general se encuentra en la Residencia Canina Saboya, en Alboraia. "Tenemos muchos que son donados, no tienen porque ser bellos, sino eficaces en su trabajo", argumentaba un policía nacional.

Hace unos meses el sindicato Unión Federal de Policía (UFP) organizó un curso sobre guías caninos en Alboraia. Luís Domingo Cabello, instructor de la Policía Nacional, destacó la importancia del adiestramiento casi a diario. "Hay que premiar al animal en el mismo segundo que logra el objetivo marcado", apuntó.

"Cada guía canino procura tener el mejor perro", explicaba un agente, "es cuestión de orgullo profesional y de hacer tu trabajo lo mejor posible", añadió. Asimismo, cada cierto tiempo se realizan campeonatos de ámbito nacional para poner a prueba las destrezas de estos animales ante el gran público. Además del trabajo diario, las unidades caninas de ambos cuerpos son año tras año uno de los platos fuertes de todas los certámenes y ferias con presencia policial. La última de sus apariciones se produjo en la pasada edición de Expojove.

Ignacio Cabanes

Valencia

Gaba, Vezer, Rendy, Saxo. Son los nombres de algunos miembros de la Guardia Civil que no tienen placa propia. No llevan pistola y ni siquiera tienen el rango de agente, pero con su olfato y sus mandíbulas son capaces tanto de localizar un paquete minúsculo de droga como seguir el rastro de un niño desaparecido. Son los llamados perros policía.

Cada animal cuenta con su propio guía canino, un agente que se encarga de su adiestramiento desde su juventud, cuando son seleccionados en la Escuela de Adiestramiento de Perros Policía de la Guardia Civil, en Madrid. "No todos valen. Allí se presentan criadores de toda España y del extranjero", apuntaba un miembro del Grupo Cinológico de la Comandancia de Valencia.

"Instinto, rescate y presa". Éstas son las tres cualidades que debe tener un buen perro policía para enfrentarse a su trabajo diario. Pero existen claras diferencias en el comportamiento y adiestramiento de estos canes dependiendo de cuál sea su función en el trabajo de campo. "El de rescate ladra para avisar, el de drogas rasca cuando detecta la mercancía y el de explosivos se sienta y permanece quieto". El motivo es obvio.

"Todo su adiestramiento se basa en el juego". Con un simple rodillo como premio los perros cumplen con su trabajo como el empleado más eficaz. Además, sólo comen pienso una vez al día y después de una larga jornada de faena no tienen ni día libre ni comida extra. "Son perros fuertes, no suelen enfermar", aseguró un agente.

"Es como si tuvieran un ordenador en la cabeza, enseguida se les queda grabado todo lo que hacen, tanto lo bueno como lo malo". El peto que le colocan antes de comenzar la faena sirve de acto reflejo para que el perro sepa qué tiene que hacer. "En cuanto se lo pones se activa, sabe que tiene que trabajar". Eso sí, "a partir de la media hora el animal pierde intensidad", reconoce uno de sus cuidadores. No obstante, hay otros como es el caso de Vezer, que "estarían todo el santo día yendo de un lado para otro".

Además de sus funciones en la localización de drogas y explosivos, y búsqueda y rescate de personas, esta unidad de la Guardia Civil también realiza labores de seguridad ciudadana, en apoyo a otras unidades del cuerpo. Durante unos ocho o nueve años estos animales son válidos en el trabajo. En todo ese tiempo, salvo contadas excepciones, cada perro sólo sale a trabajar con su guía. "Al no conocerlo no conoces sus reacciones", argumentó un agente.

Pañuelo impregnado en cocaína

Beny, Jozo, Saxo y Bob, la mayoría pastores alemanes o belgas malinua, son los encargados de poner a raya a los traficantes. Gracias a este equipo especializado en localizar drogas no hay paquete de coca que se les resista. "Y que conste que no los drogamos, que hay mucha gente que todavía nos lo sigue preguntando", bromeó un agente del grupo.

En el adiestramiento de los perros de drogas se utiliza un pañuelo impregnado en cocaína. "Ni siquiera hace falta hacer las prácticas con droga real, el perro ya sabe que en ese lugar ha habido droga al oler el pañuelo".

Prueba del excelente olfato que tienen estos animales fue el hallazgo hace unos dos años de 300 gramos cocaína en un falso techo de una alquería de Valencia. Nero, un pastor alemán, localizó la droga después de marcar con sus patas un enchufe de la habitación. Tras seguir los cables de la instalación eléctrica, los agentes encontraron sobre un falso techo la mercancía ilegal. "El olor le llegó a través del tubo por donde pasaban los cables", destacó José Luis Ceña.

El rendimiento y la utilidad de los perros en temas de drogas esta fuera de toda duda. Los agentes de este grupo recuerdan cómo hace unos años los perros permitieron localizar 2.000 kilos de hachís en un camión que fue parado por una patrulla de Tráfico en la N-3, a la altura de Chiva.

El tráiler iba cargado con folios y cintas de vídeo y los palés no se podían mover. Pese a las sospechas de que en su interior podía hallarse un cargamento de droga los agentes habrían tenido que dejar proseguir al vehículo. Sin embargo, solicitaron la colaboración de la unidad cinológica y los canes no dejaron lugar a dudas. El camión fue llevado a un depósito y allí fue desmontado hasta hallar las sustancias estupefacientes.

En el caso de las drogas de diseño la dificultad para los perros es mucho mayor. Sin embargo, y aunque le cueste más trabajo, "acaba encontrándolas porque el animal huele el lugar donde están y en el que seguramente han tenido otro tipo de sustancias estupefacientes".

Seguridad y rescate

La vida de un montañero desaparecido o de un anciano con alzhéimer que no sabe regresar a casa está en manos de Gaba, Rendy, Vezer, Tomi y Body. Ellos y sus guías caninos son los miembros del Grupo de Seguridad y Rescate.

"Se les enseña a ir cuarteando, se intenta que vaya siempre a favor del aire para favorecer su olfato", explicaba Juan Manuel. "Antes de ir a un rescate nos informamos de las costumbres y circunstancias que envuelven a la persona desaparecida", indicaba otro agente, "como por ejemplo si es diabético o atraviesa problemas familiares".

Las anécdotas vividas junto a estos infatigables compañeros de cuatro patas son muchas. En una ocasión, uno de los perros encontró en la Alquería del Niño Perdido a un hombre con cortes en las muñecas. Cualquier otra persona habría muerto desangrada, pero milagrosamente el hombre seguía respirando. "Descubrimos que se tomaba pastillas para la circulación y que al no haberlas tomado la sangre se había coagulado", señaló uno de los agentes.

En ocasiones, como en este caso, el rescate sale bien, pero en otras el animal sólo puede, por desgracia, encontrar el cadáver. Sin embargo, el porcentaje de búsquedas con final feliz es muy alto y la gente suele ser agradecida. "Recuerdo a una mujer que nos quería pagar por encontrar a su marido sano y salvo. Le dijimos claramente que no", recordó entre bromas uno de los miembros del grupo cinológico.

Los vigilantes del

paso del Estrecho

Todos los años la Agencia Europea de Fronteras (FRONTEX) organiza en Ceuta, Tánger y Melilla la operación Paso del Estrecho para prevenir la inmigración ilegal. En el operativo participan guías caninos y especialistas en escáner de todo el país e incluso de países vecinos. Uno de los agentes del grupo de rescate de la unidad cinológica de Valencia fue a la zona el pasado mes de agosto para colaborar en esta operación. Rendy, que así se llama su perro, estuvo durante 40 días vigilando con su olfato esta zona caliente propicia a la inmigración ilegal. "Se esconden en cualquier sitio", explicó el agente Zamora a la vez que recordaba cómo Rendy halló bajo de un camión, entre los ejes delanteros del vehículo, oculto en el hueco de la rueda a uno de estos inmigrantes que vienen a España en busca de un futuro mejor que el que les espera en sus países de origen.