Pesa más el instinto de supervivencia que cualquier otro. Hasta el de la lealtad, incluso en relaciones paterno-filiales. Que se lo digan a aquella madre que salió en la tele celebrando el rescate de su bebé con vida, tras flotar en las aguas del tsunami que azotó Indonesia. La madre había abandonado la casa por piernas al grito interior de «yo, sin mi hijo». En el PSPV, esta ley de vida se está aplicando a rajatabla en un proceso de elaboración de listas pensando en el día siguiente al 22 de mayo. El secretario general del partido en Castelló, Francesc Colomer, ha aprovechado para matar políticamente al padre, Ximo Puig. Es la forma más violenta de declararle la independencia para heredar su capital político.

El secretario general del PSPV, Jorge Alarte, quiere controlar férreamente el partido desde la jornada electoral —que, salvo milagro, será de derrota— a través de su principal resorte institucional: el grupo parlamentario. Para ello ha colocado al núcleo duro de su ejecutiva y personas de su confianza (Carmen Martínez, Víctor Sahuquillo, Pilar Sarrión o Eva Martínez) y ha defenestrado a los principales baluartes del lermismo que se aglutinó en torno a Ximo Puig en el congreso: Jeannette Segarra, Vicent Sarrià, Antoni Such y hasta Ignasi Pla quedan fuera de la lista de Valencia, que fue aprobada ayer por unanimidad en la provincial que comanda Carmen Martínez.

Incluye a su jefe de gabinete

La mejor pista sobre las intenciones del secretario general es la presencia de su jefe de gabinete y estratega de confianza, Josep Moreno, la auténtica sorpresa.

Las propuestas fueron ayer aprobadas por las ejecutivas de Valencia y Castelló. Ahora quedan en manos de Alarte, quien las ha de derivar —con los retoques que quiera— a la comisión nacional de listas. Y de ahí, al comité nacional del próximo sábado, que por ahora promete ser tenso, para ser ratificadas. En Alicante, la secretaria provincial, la pajinista Ana Barceló se declaró en rebeldía, consciente de que el líder del partido va a enmendarle la candidatura. Remitió a Blanquerías una relación no ordenada de 128 personas para que Alarte haga la lista como quiera. Total, la lista «está precocinada», clamó Barceló, tras acusar al secretario general de «ningunear a la militancia». Es el escenario ideal para un Alarte que ahora puede dosificar sus concesiones al sector de Pajín, cuya alianza fue clave para ganar el congreso. Ahora, aliado con el lermismo es una amenaza.

Pla está fuera porque, como contó este diario, Alarte pretende convencerle de que se abstenga de ocupar escaño antes de ir al Consell Jurídic Consultiu, donde tiene el compromiso del secretario general, y, sobre todo, cuenta con el favor del PP. Siempre que los populares no alcancen una mayoría cualificada que les permitiría nutrir los órganos de representación sin tener que depender del PSPV.

Con todo, el líder del partido tiene pendiente una reunión con su antecesor. Lo mismo que con Puig. En uno y otro caso la decisión final sobre el futuro de ambos, cual emperador romano, depende del dedo de Alarte. Respecto a Pla, podría vengarse por la decisión de éste de vetar al entonces alcalde de Alaquàs de las Corts en 2007. Con Puig, Alarte tiene el compromiso de integración de él y de sus afines.

Era el pacto de estabilidad en el PSPV y apoyo al secretario general en el proceso de primarias, rubricado con una foto. De momento, pocos afines irán por Valencia. Es lo que tiene la letra pequeña de un acuerdo. Con la persona de Ximo Puig Ferrer cumplirá. Una foto sellando el armisticio, como la que se hicieron en Blanquerías, es demasiado visible. Alarte pretende dejar claro que la presencia de Puig es una concesión suya. Pero quizás el alcalde de Morella se niegue a ir como un general sin tropa y cambie la política de corresponsabilidad —paz por territorio— por una retirada a la barrera. Fuentes lermistas apuntaron anoche esta posibilidad. Si Puig renuncia, Colomer evitaría pagar el segundo plazo de la factura, que tiene asumida, por su operación: acarrear con la desautorización pactada con Alarte. El primero lo abonó ayer: el 47% de la ejecutiva se abstuvo (31%) o dijo no a la propuesta (16%). Además de Puig, Colomer ha desterrado también al diputado Adolf Sanmartín. Para hurgar más en la llaga, ha colocado de tres a Ernest Blanch, teniente de alcalde de Morella.

El problema del sector lermista para reorganizarse el 23 de mayo se llama ciudad de Valencia, donde Alarte ha ejecutado la segunda pata de su estrategia: mancomunar la responsabilidad de la probable derrota colocando caras visibles del lermismo, empezando por el candidato a alcalde Joan Calabuig.

«La militancia ha sido ninguneada; se le falta al respeto»

­La batalla entre Ana Barceló y Jorge Alarte se recrudece día a día. La secretaria provincial del PSPV, lejos de morderse la lengua, cargó contra Alarte y criticó la forma en la que ha conducido el proceso. «La militancia se ha sentido ninguneada», espetó. Consideró una «falta de respeto» la imposición de los candidatos y recalcó que tendrían que haber sido «más rigurosos y respetuosos en el proceso». No pudieron reunirse como estaba previsto, simplemente porque Alarte no acudió. «Estuve esperando media hora y nadie me llamó», explicó. «Me queda respetar la decisión y no entrar en el juego de la imposición», dijo sobre la lista que hará Alarte.

Barceló explicó que la dirección provincial «debe actuar con responsabilidad», aunque a la vez lanzó un dardo envenenado. «En un gesto de responsabilidad y respeto por convicción a la democracia interna del partido, hemos esperado a que todas las agrupaciones hicieran sus propuestas, como marcan los Estatutos», señaló. «Creemos en nuestras propias reglas democráticas. Si no se respetan, espero que en el próximo congreso se retiren», agregó. La alcaldesa de Sax aseguró haber recibido «multitud de llamadas de militantes indignados» por un proceso de elección «que se estaba dirigiendo». Y aunque a priori ella vaya a ir en uno de los puestos cabeceros, Barceló prefirió esquivar el asunto. «El proyecto del PSOE está por encima de las personas y la secretaria provincial», concluyó. Se acordó por unanimidad remitir los 128 nombres a Valencia.

Salvo sorpresa, los puestos de salida de la candidatura alicantina del PSPV estarán copados por Ángel Luna , Antonio Torres, Consuelo Catalá, Loli Huesca, Vicenta Crespo –repiten–, Ana Barceló, Federico Buyolo, Modesta Salazar, Vicente Arques, Javier Macho y, con toda probabilidad, Verónica López –entran–. Además, habrá un fichaje. ­ alejandro fernández alicante