Nuevos documentos militares hallados en Valencia pueden arrojar luz sobre uno de los episodios más misteriosos de la Guerra Civil en el "Cap i casal", como es el rescate del llamado tesoro de la Catedral y de la imagen de la Virgen de los Desamparados en la tarde del 21 de julio de 1936. Se trata, en concreto, del testimonio que un teniente de la Guardia Civil, Luis Sevilla Alonso, dio ante un consejo de guerra en 1939 y en el que narraba cómo vivió el acontecimiento, así como de las declaraciones de varios testigos.

Los descendientes del teniente Sevilla han estado buscando en los últimos años las pruebas documentales que confirmaran su participación en el traslado del tesoro, tal y como él les había contado. El hallazgo de la declaración jurada que el guardia civil realizó ante un tribunal militar -y que fue dado como "hecho probado" por el fiscal del proceso- "aporta una nueva fuente de información para clarificar" esta historia, según Manuel Sevilla, hijo del agente.

Los parientes del teniente localizaron el sumario en el tribunal togado militar de Valencia , pero debido a su mal estado de conservación pidieron un presupuesto a un taller de restauración y permiso al Ministerio de Defensa para poder realizar la intervención. Sin embargo, el propio Ejército llevó a cabo la rehabilitación de ese documento, y en 2009 entregó una copia a la familia de forma gratuita.

Los hermanos Sevilla han escrito un estudio -que han remitido al Ayuntamiento de Valencia con la petición de que lo prologue la alcaldesa, Rita Barberá- que relata, siguiendo la versión de su progenitor, los hechos acaecidos tres días después de la sublevación militar.

Así, Luis Sevilla declaró durante su consejo de guerra, que el 21 de julio de 1936, al oír que algunas "turbas callejeras" estaban intentando quemar la Catedral, fue a la Seu, por propia iniciativa y acompañado de dos secciones montadas -68 hombres a caballo- para restablecer el orden público.

El teniente lo comunicó telefónicamente al alcalde, recogió el tesoro de la Virgen y lo entregó en la Depositaría del Ayuntamiento, donde levantó acta el notario Enrique Taulet. También se requirió la ayuda del joyero Jesús Sugrañes con el fin de describir las alhajas entregadas. Además, según el relato de Luis Sevilla, mientras dos guardias Civiles permanecían en el ayuntamiento pendientes de que el notario acabara su labor, él volvió a la plaza de la Virgen donde consiguió que la imagen de la Mare de Déu fuera desmontada del altar y la envió escoltada por la Benemérita al Gobierno Civil en donde, el día anterior, se había instalado el Comité Ejecutivo Popular (CEP). Tres años después, la imagen de la Virgen reapareció en el consistorio.

En su declaración, Sevilla añade que, al mismo tiempo que la Guardia Civil llevaba a cabo la intervención, evitó que se incendiaran los dos templos, que los descendientes creen que podrían ser "quizás Santa Catalina y San Martín".