"Me lo encontré llorando y con el cuello rojo, y cuando me dijo que el profesor le había pegado me cegué", explicaba Ricardo Heredia, padre del menor de 13 años que el pasado lunes agredió a un maestro en un instituto de Valencia. "Estoy muy arrepentido de mi reacción y quiero pedirle perdón al profesor", reconoció, después de que ese día intentara tomarse la justicia por su cuenta, al creer que era su hijo la víctima y no el agresor, y se encarara de forma violenta con el docente exigiendo explicaciones.

"Quiero pedirle disculpas a esta persona; me han explicado lo que pasó y ahora sé que lo que me dijo mi hijo no era del todo cierto", confesó Ricardo a Levante-EMV. "Mi hijo me engañó; creí lo que me dijo y no me paré a pensar", añadió este hombre, vecino de Valencia y padre de otros nueve hijos, cinco de los cuales todavía conviven con él.

Los hechos se produjeron el pasado lunes por la mañana, a la hora del recreo, en un instituto de educación secundaria de Valencia. Al parecer, el muchacho, de 13 años, quería regresar a clase para coger su chaqueta pero el profesor se lo impidió. El menor, molesto por no poder subir a su clase, propinó, presuntamente, dos puñetazos al maestro, quien se defendió sujetándolo del cuello.

Como resultado de la disputa el menor sufrió una escoriación en el cuello, que posteriormente mostró a sus padres, dando una versión muy distinta de lo sucedido.

"Estaba en el bar bebiendo un rato cuando me llamaron del colegio y me dijeron que fuera, que mi hijo se había metido en un lío", recordó Ricardo. "Cuando llegué y lo vi llorando, con sangre en el cuello, perdí el control", reconoce. "Me transformé al ver a mi hijo de esa manera y sé que me pase un poquito, por eso quiero pedirle disculpas públicamente al profesor", añadió el padre del menor.

"Me han dicho que está de baja por depresión y me sabe muy mal. Le deseo una pronta recuperación", reconoció Ricardo admitiendo su error, algo poco habitual cuando se dan casos de padres que agreden o amenazan a los profesores de sus hijos porque no les gusta el trato que tienen con ellos.

Es más, tanto él como su mujer, Mariana Rodríguez, aconsejan a otros padres que puedan encontrarse en el futuro en una situación similar que "antes de perder la cabeza pregunten en el colegio a otras personas para ver si lo que les dice su hijo es cierto" y que no desautoricen a los profesores antes de tiempo. "Estos niños de hoy en día a veces montan el teatro y hay que ir con cuidado para que lo que nos ha pasado no vuelva a pasarle a otros padres", argumentó Ricardo.

Consciente de la orden de alejamiento que le impide acercarse al docente agredido, Ricardo aprovechó la ocasión para dirigirse a éste. "Puede estar tranquilo, no soy una persona violenta y le invito a pedirle disculpas personalmente", añadió.

"Además de con el profesor quiero disculparme con el resto de trabajadores del colegio, en especial, con el vigilante de seguridad. Sé que le traté mal y que él sólo estaba haciendo su trabajo", reconoció Ricardo.

Ha castigado a su hijo

Asimismo, después de enterarse realmente de lo sucedido, los padres del niño de 13 años reconocen que le han dado un buen rapapolvo por su actitud con el profesor y por haberles engañado. "A mí nunca me había mentido. Le he tenido castigado unas horas arrestado en una habitación", confesó Ricardo.

Por su parte, la dirección del centro ha decidido expulsar al menor durante una semana. Aprovechando esto y "para que no pierda más días de estudio" los padres han decidido cambiarlo de instituto. "Queremos que pueda empezar de cero en otro colegio y que esto le haya servido de lección", apuntó la madre.