El Gobierno valenciano ha rebajado las edades para poder utilizar material pirotécnico a los ocho años en el caso de los artículos de categoría 1, y a los 10 para los de categoría 2, al tiempo que obliga a los padres a autorizar a los menores el uso de este material. Así lo establece el decreto aprobado ayer por el pleno del Consell, que reconoce el carácter religioso, cultural o tradicional de las manifestaciones festivas de la Comunitat Valenciana que hacen uso de la pirotecnia, y las excluye de la normativa europea sobre artículos pirotécnicos.

El texto engloba a las Fallas de Valencia, las Hogueras de San Juan de Alicante o la Magdalena de Castellón, así como "la Cordà", las fiestas de Moros y Cristianos y las fiestas mayores, patronales o de barrio, en las que se utilicen "de forma habitual u ocasional, pero siempre de modo ritual, artificios de pirotecnia".

La portavoz del Ejecutivo, Paula Sánchez de León, explicó que los productos de categoría 1, considerados de "muy baja peligrosidad y nivel sonoro insignificante", como "bombetas", "mini petardos" y "bengalas", podrán ser utilizados a partir de los ocho años, en lugar de los 12 que establece la normativa europea.

Para los de categoría 2, se reduce la edad de los 16 a los 10 años, ya que "también se tratan de artículos de baja peligrosidad y bajo nivel sonoro, como "los chinos", "las fuentes" o "los voladores", pero deberán dispararse "al aire libre en zonas delimitadas", aseguró la consellera.

Esta rebaja es especialmente considerable e incluso inesperada, ya que la Clase II ya que estos petardos ya tienen una cierta consideración, aunque es una práctica habitual entre niños de esas edades que los utilicen.

La pirotecnia de Clase III queda reservada para los mayores de 18 años. Si sirve como referencia, en países como Italia hace falta tener licencia de caza para disparar ese tipo de artificios.

Además, el texto establece que los padres "deberán autorizar a sus hijos menores a utilizar el material" y manifestar que disponen de "formación suficiente para que no se produzcan accidentes".

El texto también efectúa una clasificación de las manifestaciones festivas y distingue tres grupos, el primero de los cuales atañe a espectáculos y actividades que sólo pueden efectuar profesionales expertos, como "las mascletàs", "la cremà", los castillos de fuegos artificiales o "la corretraca".

El segundo hace referencia a aquellos artificios de pirotecnia que pueden realizar personas expertas no profesionales necesariamente, como "la cordà", "el correfoc" o "la despertà", y por último, las celebraciones que puede efectuar todo el mundo para celebrar o conmemorar algún acontecimiento de carácter familiar.