El presidente Camps pagó las prendas de vestir que adquirió en Forever Young con dinero en metálico —propio o que pidió prestado a su escolta— y entregado al sastre José Tomás. Los cuatro trajes que le confeccionaron en Milano los devolvió. Es el argumento principal que reitera la defensa del jefe del Consell para pedir el archivo definitivo de la causa textil del caso Gürtel. En su escrito de conclusiones, el letrado Javier Boix utiliza esta tesis para sostener que a Camps nunca le regalaron las prendas, por lo que no cabe el delito de cohecho impropio del artículo 426 del Código Penal. Pero va más allá al subrayar otras tres razones que entiende que eximen a su cliente.

En primer lugar, destaca que el juez Garzón, el instructor Flors, Fiscalía y el PSPV no coinciden en el número ni valor de las prendas que constituyen el fondo de armario presuntamente patrocinado por Gürtel. Con todo, la mayor diferencia está con la defensa. Seis trajes, tres americanas, cuatro corbatas y cuatro pares de zapatos. Son las prendas relatadas por las acusaciones e ignoradas por el letrado de Camps, según ha comprobado este diario. En segundo término, Boix también señala que no hay «elemento de prueba», dice, no sólo de los regalos, sino de que las prendas fueran encargadas, entregadas a Camps «personalmente o en su domicilio» o de que éste las luciera, hiciera un «efectivo uso».

Eventos del PP, por Special Events

Y, por último, también se niega la intervención del presidente en el trato de favor a las empresas de la trama, en especial a la Orange Market de Álvaro Pérez, El Bigotes. «No es cierto que dichas contrataciones tengan que ver con el objeto de este procedimiento», dice el letrado. Y remata: «Ha quedado acreditado (...) no sólo la correcta actuación administrativa, sino también la ausencia de toda instrucción o intervención (...) en cualquier sentido de mi representado». Este último punto es clave para negar el cohecho propio —regalos a cambio de favores a las empresas de Correa— que sostiene el PSPV al pedir para Camps tres años de prisión y ocho de inhabilitación para cargo público y 46.074 euros de multa.

Eso sí, el jefe del Consell admite que conoció al «Sr Pérez Alonso» [El Bigotes] cuando accedió a secretario general del PPCV el 31 de julio de 2002, «un año antes de que ser nombrado presidente de la Generalitat». Lo conoció porque Álvaro Pérez era quien realizaba «eventos del mencionado partido», desde Special Events. El diario de sesiones de las Corts del 21 de mayo de 2009 —tras declarar en el TSJ— evidencia que el presidente no fue generoso a la hora de dar explicaciones y se agarró a la literalidad de la pregunta de control formulada por el síndic del PSPV, Ángel Luna, y la repregunta de Carmen Ninet. Le inquirieron sobre las «circunstancias que le relacionan con las empresas de la trama Gürtel y con los contratos que de la Generalitat». Hasta siete veces dijo Camps que no tenía «ninguna, ninguna relación». «Y vuelvo a repetírselo, ninguna», insistió entre aplausos de la bancada popular. Ayer, Luna confesó no recordar que Camps hubiera negado conocer a El Bigotes, aunque censuró que «genéricamente» sí negó cualquier relación con la trama.

Camps sostiene que los cuatro trajes de Milano, primer destino de José Tomás, «fueron devueltos». En Forever Young, donde se trasladó el sastre para asumir la jefatura de tiendas, compró tres trajes (de enero a marzo de 2007) «que fueron abonados en efectivo a D. José Tomás, al momento en la tienda». Luego adquirió unos zapatos, un traje (verano de 2008) y una americana, que pagó con dinero que pidió prestado «al escolta».

Camps gana 3.964 € limpios

El jefe del Consell «siempre realiza los abonos de compras ordinarias en efectivo» y no usa «tarjeta de crédito, cheques o talones». Y ello porque ese el sistema de «funcionamiento familiar» y para «evitar equívocos, dada su relevancia pública», dice Boix. Aporta la nómina de Camps —3.964,53 euros netos al mes— y asegura que no percibe extras. «Su único patrimonio lo constituye un piso, de la que es cotitular su esposa, y un coche», dice.

Incluso al margen de si fueron regalados o no, la defensa sostiene que no hay pruebas «sobre su efectiva entrega personal o al domicilio [de Camps], solicitud del mismo, autorización de pago a un tercero, justificación de su efectivo encargo o de su uso». Tampoco hay pruebas, dice, de que luciera los trajes: «Da­do el carácter público de mi representado y vista su agenda de múltiples actos protocolarios institucionales y de su partido, incluso en fines de semana, fácil hubiera sido acreditar el uso de las prendas, lo que no se ha podido realizar». Co­mo si los trajes llevaran un distintivo Gürtel en la solapa.

Aporta una lista de 70 testigos, sin consellers

La defensa solicita el archivo de la causa o, de decidirse el magistrado José Flors a abrir juicio oral tras la audiencia preliminar, la «libre absolución» del presidente de la Generalitat. En ese caso, el letrado Boix aporta una relación de nada menos que setenta testigos. A las declaraciones del propio Camps, de Ricardo Costa, Víctor Campos y Rafael Betoret —todos imputados por presunto cohecho impropio— se añaden las testificales de la plana mayor de la trama (Correa, Crespo, El Bigotes), el exconcejal de Majadahonda Pepe Peñas —quien dinamitó el tinglado desde dentro cuando se puso a grabar y denunció a la Fiscalía— y la práctica totalidad de los cargos de la Generalitat que intervinieron en los contratos o firmaron las adjucaciones. Desde Isabel Villalonga, Dora Ibars o Niurka Montalvo a Juan Miguel Bellver, de Vaersa. Consellers y conselleras no aparecen en el listado de las testificales que aporta Boix. f. a. valencia