Las Corts aprobaron ayer con el voto favorable del PP, PSPV y Compromís y la abstención de Esquerra Unida, la reforma del Estatuto de Autonomía aprobado hace tan sólo 5 años con el fin de incluir una cláusula para blindar las inversiones del Estado en la C. Valenciana en función del peso de la población en el conjunto de España durante un periodo de 7 años. La Generalitat se ha limitado a copiar las mismas cláusulas existentes en los estatutos de Andalucía, Cataluña, Baleares o el recientemente aprobado de Extremadura. El Consell de Camps rechazó en 2006 incorporar este tipo de blindajes e incluso los recurrió ante el Tribunal Constitucional en los estatutos andaluz y catalán, pero luego el TC validó estas normas, aunque determinó que no tienen carácter vinculante para el Gobierno central. No obstante, el Consell, tras comprobar que Madrid ha respetado estos blindajes en los Presupuestos Generales de este año, optó por presentar la iniciativa en diciembre. El remiendo al Estatut, sin embargo, tendrá consecuencias, ya que precisa para su aprobación definitiva la ratificación por los valencianos mediante referéndum, una consulta que el Consell baraja hacer coincidir con las elecciones generales de marzo de 2012.

Tras la aprobación de la modificación, ahora se enviará al Congreso, que debe avalarlo en la comisión Constitucional, donde se nombrará una ponencia que revisará el texto junto con una delegación de las Corts. Luego irá al pleno. Después pasará al Senado, para volver de nuevo a la Cámara Baja. El Consell baraja que todos estos trámites se cumplan a lo largo de este año. La aprobación por las Cortes Generales incluirá la autorización para celebrar un referéndum en el plazo máximo de seis meses, un paso, con el consiguiente gasto, que se habría ahorrado de haberse incorporado en la reforma de 2006, cuando se decidió exceptuar para esa ocasión la consulta, dejándola para próximas modificaciones (salvo que sólo impliquen ampliación de competencias). El coste y el temor a un escasa participación -se votará la ratificación de una cláusula que no es vinculante para el Gobierno- recomienda al Consell la opción de unir la consulta a las generales.

La demora en presentar la reforma, como recalcó el portavoz de Compromís, Enric Morera, supondrá que la cláusula no esté vigente para los Presupuestos del Estado de 2012. Pondrá a prueba al nuevo Ejecutivo socialista o al primero de Rajoy. El texto aprobado modifica la disposición adicional primera, que reza que la inversión del Estado, excluido el Fondo de Compensación Territorial, "será equivalente al peso de la población de la C. Valenciana sobre el conjunto del Estado por un periodo de siete años. Con esta finalidad, se constituirá una comisión integrada por la Administración estatal y autonómica". Según señaló el popular David Serra, la C. Valenciana representa el 11% de la población pero sólo recibe el 9% de la tarta inversora, lo que supondrá 500 millones anuales, 3.500 millones en 7 años.

La disposición es copia literal de la andaluza. El resto de estatutos eligió las fórmulas más convenientes en cada territorio: Cataluña lo ligó al peso de su PIB en el Estado, Baleares pidió una inversión por habitante equivalente a la media y Extremadura exige unos fondos adicionales del 1% de su PIB regional.

"Un paso adelante"

Morera y Marga Sanz (EU) coincidieron en afear que la reforma supone una "rectificación" de populares y socialistas. Por contra, Serra defendió que no hay rectificación, sino que se da "un paso adelante" para "actualizar y mejorar" la carta valenciana. El socialista Antoni Such sí admitió que se equivocaron apoyando en este punto la reforma de 2006 pero rectifican ahora. Serra valoró la "altura de miras" de los líderes que negociaron el Estatut, en referencia a Camps y al ex secretario general del PSPV, Joan Ignasi Pla, para contraponerlo al actual responsable socialista, Jorge Alarte, y defendió un texto "hecho con lealtad" pero también que, pasados los años, "no queremos seguir sufriendo la injusticia" de las inversiones de los Gobiernos socialistas. "Si andaluces y catalanes pueden tener cláusulas para blindar la inversión", los valencianos no han de ser menos, vino a decir.

Such explicó que han apoyado la reforma porque "es buena para los valencianos". Pero emplazó al Consell a negociar y colaborar con el Estado para pelear por recursos económicos suficientes para la C. Valenciana. En ese sentido, censuró la escasa ambición de un Consell, instalado en el victimismo, que mantiene casi virgen el texto de 2006, con cuestiones pendientes como el Servicio Tributario propio. También resaltó que las inversiones de la etapa Zapatero "no tienen punto de comparación" con las de Aznar. Todos los diputados del PP celebraron puestos en pie y con aplausos la aprobación, mientras la oposición permaneció sentada y sin aplaudir, salvo algunos diputados socialistas, como Ángel Luna.

Morera lamentó que la reforma es "insuficiente", mientras que Sanz recriminó que no se incluya a los municipios en la comisión para negociar las inversiones del Estado, por lo que "el déficit municipalista del Estatuto se sigue manteniendo". Al rechazarse estas enmiendas, optó por la abstención. También advirtió que con la reforma "no se aborda la financiación" y que el texto es solo un instrumento para negociar la inversión.

Pla se ausenta y Camps sólo asiste 10 minutos pese a estar en la Cámara

El debate en pleno de la reforma del Estatuto registró una sorpresa: La ausencia del "padre" en las filas socialistas de la reforma de 2006, el ex secretario general del PSPV Joan Ignasi Pla. Éste ha sido excluido por Alarte de la candidatura para las próximas elecciones y su escaño vacío ayer se interpretó como un gesto para mostrar su enfado. Otros ausentes fueron Eduardo Vicente, Diego Macià, Jesús Ros, Sol Sorribes y Vicent Nebot (enfermo). En el PP, solo faltó Gema Amor, descabalgada como candidata en Benidorm. Camps acudió al pleno poco antes de la votación y no se esperó a escuchar ni las explicaciones de voto. En total, unos diez minutos. Y eso que el presidente estaba en la Cámara desde media hora antes. Camps se encontraba en los despachos reservados al Consell junto al hemiciclo y acudió al pleno al ver el aviso de votación. Tras votar, saludó a varios diputados, repartió besos a algunas parlamentarias y se fue sin hacer declaraciones.