Aunque las califican de "pequeñas incidencias", los problemas que a diario se detectan en el nuevo hospital La Fe preocupan seriamente a los responsables sanitarios que han constituido un "Gabinete de crisis" para solventar todo tipo de situaciones.

La gran paradoja de un hospital de tanta amplitud de volumen -algunos empiezan a llamarlo la T-4- es la cantidad de servicios y unidades con espacios minúsculos que dificultan el trabajo del personal sanitario.

Solo el coste de mantenimiento de tan flamante centro hospitalario es el doble de lo que costaba la Fe de Campanar. Fuentes próximas al centro han indicado que no hay suficientes escaleras de incendios para evacuar el hospital y que la medicación que suministra una empresa privada se hace con seis horas de retraso.

Aunque el el secretario autonómico de Sanidad, Luis Rosado, afirmó ayer que "se siguen detectando todos los días pequeños problemas que son resueltos", hay algunos más enrevesados que chocan con la propia organización de los espacios, como que en la zona de pediatría no exista una zona de aislamiento para ingresar a niños con varicela u otras enfermedades contagiosas.

Algunos trabajadores ya comienzan a plantearse la posibilidad de pedir un traslado a la vieja Fe y otro centro hospitalario.