Repsol no podrá comenzar este verano la explotación de los dos nuevos pozos de petróleo situados frente a las costas del Delta del Ebro, en la provincia de Tarragona, que permitirían quintuplicar la producción de barriles que a diario procesa la plataforma Casablanca.

El motivo es que el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM) ha solicitado al Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (Cedes) un informe técnico complementario antes de dar luz verde a la declaración de impacto ambiental del proyecto, que Repsol esperaba tener ya el mes pasado.

Esta declaración es necesaria para poder llevar a cabo los trabajos de instalación de las tuberías submarinas que conectarán los dos nuevos pozos con la plataforma de producción Casablanca, donde el crudo será procesado y transportado.

Además, el Gobierno ha pedido información a la Generalitat Valenciana, ya que el informe de riesgos indica que en caso de accidente durante la explotación de los pozos podrían verse afectadas algunas playas del norte de Castelló, según explicó ayer Josep Bertran, responsable de relaciones externas de Repsol en Tarragona.

Pese a la dilación del proceso administrativo, la compañía petrolífera "no ha aplazado ni renunciado" al proyecto, insistió el portavoz de la compañía petrolífera.

Una vez el MARM apruebe esta declaración, el expediente pasará a manos del Ministerio de Industria, que es el organismo encargado de la autorización final para el inicio del proyecto de desarrollo de las tuberías, que comportará una inversión de 82 millones de euros.

A 45 km de la costa

Los nuevos pozos están situados a unos 45 kilómetros de la costa del Delta del Ebro y los expertos estiman que tienen una vida aproximada de entre cinco y siete años.

Por una parte, el pozo Montanazo D-5, situado a unos 2.354 metros de profundidad, producirá 3.800 barriles de petróleo diarios, mientras que el Lubina 1, que se encuentra a 2.439 metros de profundidad, a cuatro kilómetros al norte del primero, alcanzará una producción de 3.700 barriles diarios.

Los 7.500 barriles se sumarán a los 2.000 que en la actualidad se gestionan en la plataforma Casablanca, de modo que prácticamente se quintuplicará la producción. El crudo proveniente de estos pozos será procesado y transportado, junto con el resto de la producción procedente de los demás campos adyacentes, a través del oleoducto de 43 kilómetros que une la plataforma Casablanca -a 52 km. de Tarragona- con la costa.

Los sondeos de Valencia, contra las cuerdas

La decisión del Ministerio de Medio Ambiente de suspender temporalmente a Repsol la explotación de dos nuevos pozos petrolíferos frente a las costas de Tarragona y supeditar la instalación de éstos a los informes que emita la Generalitat Valenciana es una carta blanca al conseller autonómico de Medio Ambiente, Juan Cotino, contrario a cualquier iniciativa de extracción petrolífera en la Comunitat Valenciana -y un balón más contra el Gobierno central- bajo el incuestionable argumento de futuros riesgos para la costa y el turismo.

La medida adoptada por el departamento que dirige Rosa Aguilar pone contra las cuerdas las autorizaciones ya concedidas para realizar los cinco primeros sondeos petrolíferos entre las costas de Mallorca, Ibiza y la C. Valenciana, que son la fase previa a cualquier explotación a años vista. La decisión del ministerio de solicitar nuevos informes de impacto ambiental acredita la existencia de un firme control del Ejecutivo. En Valencia, la fase previa se encuentra en los primeros ensayos en el mar con mediciones través del sónar.