El tandem político que forman desde hace años el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, se ha intensificado durante esta legislatura marcada por el escándalo Gürtel. En los momentos difíciles, el jefe del Consell se ha refugiado en quien fue su mentora en los inicios de su carrera política. Con el arranque de la campaña electoral, esta unión se ha evidenciado. Las agendas de Camps y Barberá han ido a la par desde el minuto uno. La encuesta del CIS, que se dio a conocer el primer día de campaña, certifica lo que ya otros sondeos apuntaban: el desgaste que ha sufrido la imagen del jefe del Consell, imputado por un presunto delito de cohecho impropio en la causa de los trajes.

El presidente es un foco de atención constante en los medios de comunicación a raiz de las noticias judiciales relacionadas con Gürtel. Aunque este escándalo no ha mermado según las encuestas las expectativas electorales del PPCV -lograría seis escaños más según el CIS-, la valoración ciudadana del presidente no llega al cinco. En realidad todos los candidatos suspenden, excepto la alcaldesa de Valencia.

Aunque Barberá también fue salpicada en un primer momento por las conversaciones del "El Bigotes" en la que aseguraba que le había regalado un bolso, ha quedado al margen del escándalo. Su crédito además en Génova permanece intacto -en ella pensó Mariano Rajoy para sustituir a Camps hace meses cuando la causa de los trajes se reabrió- y su tirón electoral, tras cinco legislaturas con mayoría absoluta, está fuera de toda duda. Sea como fuera, el presidente de la Generalitat ha arrancado la campaña uniendo su imagen a de la alcaldesa. Posaron juntos la noche en el que se desplegaron los primeros carteles -también lo han hecho en citas electorales anteriores- y sus agendas se solaparon el fin de semana en varios actos, entre ellos los relacionados con el traslado y la procesión de la Virgen de los Desamparados.

Los actos en los que el presidente puede estar más expuesto a las críticas espontáneas de los ciudadanos son desde que estalló el caso Gürtel los más temidos por el PPCV. Barberá estuvo junto al presidente en la procesión por las calles de Valencia y lo ha acompañado en la comida de Borbotó con más de 600 asistentes.

El lunes la alcaldesa se sumó a todos los actos de Camps: asistió al Congreso de Mujeres ; comió con los representantes de las casas regionales y participó en el encuentro con el mundo de la cultura en San Miquel de los Reyes. Desde el PP indican que las agendas han coincidido por tratarse de actos sectoriales en Valencia y que a partir de ahora ambos harán campaña por separado. Camps ha echado mano en la lista autonómica de referentes municipales, lo que permite aprovechar su tirón electoral el 22-M.

El presidente desprecia de nuevo a Zapatero y dice que él no insulta

Las intervenciones del candidato a la reelección se centraron de nuevo en las críticas a la gestion del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. En un mitin en Santa Pola aseguró que lo que el país necesita son "gobernantes a la altura". Acto seguido comentó despectivamente que hay dirigentes "grandes, pequeños y ha habido Zapatero". Camps, que ha sido muy criticado estos días por su comentario sobre el abuelo de Zapatero, aseguró ayer que en su trayectoria no ha habido ni "insultos ni políticas extrañas", como tampoco "entelequias ni alquimia ni política de laboratorio", sino que se ha dedicado al trabajo diario por el bien de los ciudadanos. Sostuvo que existen "recetas y fórmulas" para salir de la crisis económica, pero para ello se necesitan "gobiernos responsables y comprometidos con la nación" dirigidos por los populares. Y se mostró convencido de que antes de un año en España habrá un gobierno central del PP que recompensará a los valencianos. El jefe del Consell comparó a la Comunitat Valenciana con "un gran barco con el que el temporal llamado PSOE no ha podido".