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El blaverismo político como opción electoral diferenciada ha encajado en estas elecciones una estocada de muerte que tal vez sea "definitiva", en palabras de Juan García Sentandreu. La sensibilidad política que llegó a alcanzar los 208.000 votos en las autonómicas de 1991 al grito de "no 'mos' fareu catalans" mientras empuñaba la senyera coronada con franja azul, ha tocado suelo en estos comicios y se ha quedado con 12.963 votos, los que suman Coalició Valenciana y Units x València.

Esta brusca caída, marcada por la ausencia electoral de Unió Valenciana y el retroceso de Coalició Valenciana, alcanza el 70% con respecto a las autonómicas de 2007, cuando los tres partidos del valencianismo tricolor sumaron en total 42.679 sufragios. Es cierto que la sangría azul viene de lejos y no ha parado de gotear en cada elección: los partidos blaveros obtuvieron 208.126 votos en 1991; 165.956 sufragios en 1995; 112.265 papeletas en 1999; 75.463 votos en la cita de 2003; y 42.679 votos en 2007. Ahora, la sangría del blaverismo se ha vuelto hemorragia hasta caer por debajo de los 13.000 sufragios en las elecciones autonómicas y quedarse en una cuota de poder municipal tan exigua como la siguiente: 10 concejales de Coalició Valenciana -que pierde casi la mitad de su voto al pasar de 17.331 a 9.334 papeletas-, y 4 ediles de Units x València -que experimenta un tímido aumento en votos: de 2.559 a 3.629 sufragios.

El diagnóstico de los candidatos que representaban el 22-M al valencianismo tricolor tiene dos puntos en común: que la causa de este pinchazo hay que buscarla en que el PP ha aglutinado el voto de sensibilidad blavera, y que el futuro del blaverismo político está en el aire. De hecho, el sempiterno optmismo de García Sentandreu (presidente, alma máter y candidato al cap i casal de Coalició Valenciana) ha capitulado en esta ocasión. A su juicio, "el resultado, más que desalentador, es definitivo. Tanto los que nos han votado como los que no han de saber que tomamos nota y haremos lo que se nos ha pedido", escribe de modo enigmático en su blog. Sentandreu resalta el carácter "moribundo" del valencianismo entendido a su manera, y admite: "Hemos de asumir nuestro grado de culpa, y yo el primero, por si nuestra pericia no ha sido tal y hemos fracasado en las maniobras de resucitación".

No hay mucha más esperanza en el discurso de Carles Choví, secretario general de Units x València y cabeza de lista a las Corts. "El futuro del valencianismo es incierto a estas horas y dependerá de la trayectoria que tenga el PP, que ha sabido apropiarse la simbología y el espíritu del valencianismo tricolor y hacerlo suyo. Volver a conseguir ese espacio es la única salida del valencianismo", dice Choví, que recalca que "el valencianismo más rancio y duro [en referencia a Coalició Valenciana] ha caído a la mitad y su voto se ha trasvasado a España 2000".