La Estrategia Territorial de la Comunitat Valenciana ETCV, que marca el crecimiento de los próximos 30 años y está en vigor desde enero, podría ser un buen documento de planificación, pero su éxito dependerá de la voluntad de los políticos que la apliquen. Los cuatro expertos que ayer debatieron sobre la ETCV en el Centre Cultural Octubre, convocados por el Institut del Territori, coincidieron en dar la bienvenida al primer plan territorial aprobado en la Comunitat Valenciana, aunque con matices. Existen demasiados antecedentes de urbanismo depredador y de proyectos desorbitados en la Comunitat Valenciana (todos criticaron que la propuesta de 12.000 viviendas de Nou Mil·lenni en Catarroja aún siga en pie) como para fiarse de las bondades de una Estrategia Territorial que puede pervertirse en nombre del "progreso y el bien general" mal entendido.

El presidente del Col·legi de Geògrafs, José Vicente Sánchez Cabrera, alabó el documento y sus propuestas de Infraestructura Verde y del sistema de ciudades pero criticó que "al no tener un calendario económico, la ETCV tendrá que demostrar que va en serio". Sánchez Cabrera defendió que la Comunitat Valenciana "debe decidir ya si apuesta por el ladrillo o por el I+D+i", al tiempo que reclamaba un cuidado especial con "los proyectos estratégicos" de la ETCV (dotados de una tramitación exprés y facilidades urbanístico-administrativas para proyectos muy singulares), además de reivindicar una mayor presencia de los colegios profesionales y la sociedad "en el Comité Estratégico" (que revisa la aplicación de la Estrategia)" con el que no estamos muy de acuerdo".

El abogado Antonio Montiel también criticó que los políticos hayan copado el Comité Estratégico, que la ETCV se haya aprobado "por decreto" y que se prevean "figuras que permitan saltarse los planes generales. Los proyectos estratégicos son un peligro según las manos de quien los aplique". También lamentó que la ETCV "no haga un balance del urbanismo que se ha hecho hasta ahora. La interpretación que se hace de la sentencia del Tribunal Europeo me hace temer lo peor. Ni es una amnistía general ni se ha hecho todo bien. Mucho documento pero "de forment, ni un gra"", criticó.

El arquitecto Alberto Peñín, felicitó a los autores de la ETCV "porque es un buen documento" aunque cree que "le ha faltado un hervor porque debería fijar plazos y prioridades y compromisos claros de acción para los planes de acción territorial y las áreas funcionales. Las comarcas son la asignatura pendiente y he echado en falta que se exijan planes generales comarcales. La Estrategia no crea vinculaciones obligadas a los municipios". Peñín alabó la propuesta de Infraestructura Verde "porque permitirá ordenar el territorio desde el silencio y no del ruido. Desde el vacío y no del lleno, en lugar de que sea la infraestructura gris la que mande". Peñín se conformaría con que "se cumplieran 10 o 15 propuestas de las 2.400 que plantea la Estrategia".

El sociólogo José Miguel Iribas, que participó en la tormenta de ideas de la Estrategia que cree "tiene componentes sensatos", defendió la necesidad de "superar la España de la tartana" que supone que el territorio tenga 542 planes municipales. "Hay que conseguir áreas potentes. Valencia por sí sola ocupa la 54ª ciudad europea, pero asciende a la undécima posición como área metropolitana", recordó. Y abogó por crear "sólidos mecanismos de control y variables muy duras" para evitar que "las coartadas turísticas sirvan para hacer salvajadas como se ha hecho hasta ahora".