Un terremoto de magnitud 2,8 con epicentro en el mar se registró ayer de madrugada frente a las playas del Saler, al este de Silla, sin causar daños materiales ni personales. El seísmo, según los datos del Instituto Geográfico Nacional, se produjo entre tres y cuatro kilómetros mar adentro y a una profundidad de 8 a 10 metros bajo la superficie terrestre.

No fue un gran temblor, pero el hecho de que se desatara en un momento tranquilo de la jornada, las 00.46 horas del sábado al domingo, hizo que el terremoto lo notaran vecinos de hasta nueve localidades de l'Horta. En concreto, el Centro de Coordinación de Emergencias recibió 93 llamadas telefónicas relacionadas con el seísmo procedentes de Silla, Paterna, Albal, Benetússer, Almussafes, Catarroja, Picassent, Alfafar y Sollana.

Ya por la mañana, a las 8.15 horas del domingo, se produjo una réplica menor del terremoto con una magnitud de 2,1 en la escala Richter y epicentro en el noreste de Sollana. Este segundo temblor, registrado a 19 kilómetros de profundidad, sólo originó una llamada telefónica al 112, procedente del Saler.

Éste es un fenómeno habitual que se repite cada año en las poblaciones integradas en el Golfo de Valencia, una zona de riesgo sísmico. Este año sólo se habían registrado dos terremotos de mayor intensidad en la Comunitat Valenciana: uno de 3,1 en Torrevieja y otro de 2,9 en Utiel. Pero en la zona sur del área metropolitana de Valencia no se sentía un temblor de esta magnitud desde que en julio del año pasado Picassent vivió uno de magnitud 2,9.

Aparte de la hora, hay otro factor que queda al margen de las estadísticas y que puede ayudar a explicar por qué este terremoto motivó 93 llamadas y el de Picassent de hace un año originó 21 avisos telefónicos. Se trata de la sensibilidad social que han provocado los recientes casos de Lorca y Japón.

Así lo explica Pedro Jáuregui, uno de los responsables de la Unidad de Registros Sísmicos de la Universidad de Alicante, cuyo equipo controla los movimientos sísmicos registrados en Valencia, Alicante y Murcia. Jáuregui aconseja "tranquilidad" a la población porque es algo "habitual" que se produce cada año. A su juicio, no es probable que entre hoy y mañana se registren más réplicas.

Además, precisa que el hecho de que el temblor haya tenido su epicentro en el mar no convierte al seísmo en un maremoto. "Un maremoto, también llamado tsunami, se produce cuando un sesísmo desprende suficiente energía para que se agite el mar y haya ondulaciones. Pero para que eso suceda y se transmita la energía al agua, se ha de registrar un temblor de magnitud siete o superior, y este no ha sido el caso", según detalla el experto en terremotos de la Universidad de Alicante. El seísmo de ayer, por tanto, no tiene intensidad suficiente para que se noten sus efectos en el mar.