El anuncio realizado por el ya candidato socialista a las generales de 2012, Alfredo Pérez Rubalcaba, que pretende llevar al ámbito del profesorado un mecanismo similar al del MIR de los médicos para ser profesor, ha generado bastantes reservas entre los sindicatos de enseñanza. De momento y según ha trascendido, la idea de Rubalcaba pasa por elevar la exigencia del acceso con tres fases eliminatorias: un examen oposición donde se amplian los temarios (60 para Infantil y Primaria; 80 en Secundaria) y sin preguntas tipo test.

Superada esta prueba se pasa al concurso donde se contabilizará el expediente académico y la experiencia previa, para no dar toda la ventaja a los interinos. Finalmente, los mejores clasificados en esta carrera tendrán que pasar un año de prácticas, la mitad dando clase y la otra conociendo el funcionamiento de todo el centro, tal como en los turnos rotatorios por los diferentes servicios del MIR de médicos. Culminada su experiencia, deberá pasar otro examen de un tribunal.

En este contexto, desde el Sindicat de Treballadors de l'Ensenyament (STE-PV) su dirigente Marc Candela ponía "en cuestión" la creación de una prueba estatal. Y es que, de seguir punto por punto el modelo MIR, el examen de la oposición pasaría de estar organizado por la conselleria, a centralizarse en Madrid.

También ve objeciones Miguel Ángel Vera, secretario general de la federación de Enseñanza de CC OO-PV. "Veo difícil la comparación con el MIR. Ahora cada comunidad autónoma decide sobre sus oposiciones y su número de plazas", señala. También se pregunta qué va a suceder con "la gran cantidad de interinos" que ya están dentro del sistema. Al mismo tiempo, se refirió a la posible elección de plazas por toda España, como en el MIR, lo que en el caso de los profesores podría perjudicar "los derechos lingüísticos del alumando" con la llegada de profesores que no dominen la lengua propia.

Menos objeciones encuentra Javier González, portavoz de la Federació de Treballadors de l'Ensenyament de UGT-PV, que no ve la "incompatibilidad" con el modelo autonómico. "Si el modelo está equilibrado entre la oposición y la experiencia, si se consigue que los mejores entren, que es el modelo de Finlandia, no estaríamos en contra", apunta.