Primero fue el agujero de la capa de ozono, felizmente taponado tras prohibirse la fabricación de los gases de Clorofluorocarbonos (CFCs); más tarde llegó el cambio climático y ahora, cuando todavía no está resuelta la amenaza del calentamiento global del planeta, el viento solar y las tormentas geomagnéticas que puede provocar en la Tierra se han colado por meritos propios- y de la NASA- entre la lista de los jinetes del Apocalipsis.

La preocupación por esta posibilidad no ha llegado todavía a España, donde solo un pequeño grupo de expertos en Protección Civil alerta desde hace meses sobre los riesgos de no adoptar medidas preventivas antes del esperado incremento de la actividad solar en 2012 y 2013.

Vicente Boria, catedrático y miembro del Instituto de Telecomunicaciones y Aplicaciones Multimedia (iTEAM) de la Universidad Politécnica de Valencia y del Laboratorio de Radiofrecuencia de Alta Potencia de la Agencia Espacial Europea, sito en la universidad valenciana, asegura estar al "corriente" y añade que cabe ser previsores porque el daño sobre las telecomunicaciones y los sistemas de transmisión de electricidad pueden ser "importantes" si se produce una tormenta geomagnética intensa capaz de saltar el escudo de la magnetosfera.

"Por lo que apuntan algunos científicos, la magnetosfera, el escudo provocado por el magnetismo terrestre -la Tierra actua como un imán-que nos protege de las radiaciones solares, está sufriendo algún tipo de degradación y en ocasiones deja pasar el viento solar, que puede provocar potentes tormentas geomagnéticas".

El viento solar y la "carga" magnética que deja en la ionosfera no son un fenómeno nuevo ni desconocido para el ser humano. Muchos han visto o han oido hablar de la aurora boreal, la expresión más amable y espectacular de algo que puede convertirse en un grave problema. Sin embargo, en el periodo 2012-2013 concurren nuevos factores que acrecientan una preocupación que se ha agravado desde que en 2007 la NASA descubrió la "grieta" en el campo magnético de la Tierra. En unas horas, la magnetosfera se abrió dejando a todo el planeta expuesto al viento solar.

En EE.UU y el Reino Unido se han disparado las alarmas y sus gobiernos han creado comisiones de trabajo para prevenir y reducir los daños.

El factor esencial para un nuevo Apocalipsis -la NASA habla de efectos "devastadores"-es la absoluta dependencia de la sociedad actual de las telecomunicaciones y los sistemas electrónicos. En plena tormenta solar, muchos transformadores eléctricos quedarían "fundidos" sin reparación y los apagones se extenderían por todo el planeta. Los aviones podrían quedarse en pleno vuelo sin sistemas de navegación y todas las redes de comunicación pueden quedar interrumpidos...

En Estados Unidos y Reino Unido, sus respectivos gobiernos ya hablan abiertamente de "desconectar" selectivamente los transformadores estratégicos, prohibir los vuelos y establecer un "apagón" voluntario en las comunicaciones durante las horas o días que dure el fenómeno para evitar daños severos.

Solo una posibilidad

El físico Vicente Domingo Codoñer, de la Universitat de Valencia (UV), conoce los mecanismos de una tormenta solar. Colaboró desde la Agencia Espacial Europea en el proyecto SOHO (Solar and Heliospheric Observatory) de la NASA, una sonda lanzada al espacio en 1995, capaz de monitorear la actividad solar.

En una entrevista reciente para un programa universitario sobre ciencia, Vicente Domingo habla de "fulguraciones" que pueden atravesar la protección de la magnetosfera. Cree que posiblemente se haya magnificado el riesgo "presentando el peor escenario posible. Es como una tormenta de otoño, sabemos que puede provocar inundaciones, pero no siempre es así". Sin embargo no niega el riesgo. "Hace unos años ya ocurrió en la región de Quebec, donde se estropearon varios transformadores y estuvieron unos días sin luz".

"La actividad solar es una caja de sorpresas"

Pere Blay, miembro del Grupo de Astronomía y Ciencias del Espacio de la Universitat de València, afirma en relación a las brechas de la magnetosfera que pese a no ser un "descubrimiento" totalmente nuevo, la misión "Themis", formada por un grupo de cinco satélites de la Nasa dedicados a la investigación sobre el sol, ha observado que estas aperturas se producen también con los campos magnéticos de la tierra y el sol en paralelo y con mayor frecuencia de lo esperado.

"Estas brechas -dice Blay- se generan en latitudes próximas a los polos, donde se produciría la mayor concentración de partículas y una formación frecuente e intensa de auroras". En este sentido, el riesgo es menor cuanto más lejos se encuentra un país de esas latitudes y cuanto menor es su desarrollo tecnológico, según subraya el investigador Vicente Domingo. "El riesgo para las grandes centrales eléctricas sigue estando presente pero se limita a unas pocas horas de posibles efectos en las poblaciones que se suministren de esas instalaciones, realmente nada catastrófico. Hoy en día existen mecanismos de prevención, entre ellos la capacidad de predecir la llegada del viento solar y dar alertas", añade Pere Blay.

No obstante, el investigador valenciano matiza que la facultad de "predecir" cuando se habla del sol, "hay que cogerla con pinzas.Si algo hemos aprendido en las ultimas décadas, es que el sol sigue siendo una caja de sorpresas: el comportamiento observado, muchas veces, difiere mucho del esperado", concluye. j. s. valencia