Quart de Poblet ya es, definitivamente, una ventana abierta al mundo. El Príncipe de Asturias y el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, inauguraron ayer el centro de comunicaciones que la ONU estrena en España y que viene a complementar al que ya existe en Brindisi (Italia). Las instalaciones, levantadas en terrenos de la antigua base militar (junto al aeropuerto), servirán para conectar a las más de 100.000 personas que Naciones Unidas tiene desplegadas por el mundo en diferentes misiones de paz con su sede central en Nueva York.

La intención, no obstante, es que el recinto —un Data Centre, un búnker circular para los equipos de telecomunicaciones, y dos edificios circulares de oficinas; todo ello distribuido en 40.500 m2— dé un paso más y se convierta en «un centro multifuncional de excelencia que participe en el despliegue de las misiones: desde la formación de su personal hasta su funcionamiento diario», según destacó ayer el Príncipe de Asturias. Para conseguirlo, nada mejor que el «emplazamiento y las idóneas infraestructuras de transporte» que ofrecen «la Comunitat Valenciana» y «Quart de Poblet», añadió.

Y, mientras, «España seguirá al lado de Naciones Unidas a fin de continuar trabajando para mantener la paz y seguridad internacionales», señaló el heredero a la Corona, que aprovechó para «dedicar un recuerdo emocionado a los dos soldados españoles fallecidos» el 26 de junio en Afganistán.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, destacó, por su parte, el «esfuerzo inversor» hecho por España para levantar las instalaciones —con un coste de 25 millones de euros—, al tiempo que recordó «la importancia de mantener las comunicaciones en momentos críticos, 24 horas al día y siete días a la semana». España, anunció, «ha demostrado una vez más su compromiso con Naciones Unidas». Por eso, no dudó en pasar al español para cerrar su discurso y hacerse entender por todos: «Muchas gracias por su generosidad», dijo.

Rosario de personalidades

El acto comenzó a las diez de la mañana, aunque el goteo de autoridades empezó mucho antes por estricto orden de protocolo (para ese entonces Ban Ki-moon ya estaba en las instalaciones). Primero llegó la corporación de Quart de Poblet con su alcaldesa, Carmen Martínez —acompañada por Jorge Alarte—, al frente, y a continuación hizo su entrada el presidente de las Corts, Juan Cotino, con el alcalde de Manises, Enrique Crespo. A ellos les siguió el presidente del Consell, Francesc Camps.

Minutos después dos microbuses accedieron a la base, custodiada por decenas de agentes de Policía —helicóptero, equipo de subsuelo, unidad canina y antidisturbios incluidos—. En los vehículos viajaban la ministra de Defensa, Carme Chacón, y la de Exteriores, Trinidad Jiménez, acompañadas, entre otros, por el General Jefe del Estado Mayor de la Defensa. La exvicepresidenta Mª Teresa Fernández de la Vega, impulsora del proyecto, también iba con ellas.

Ya al borde de las diez arribó el Príncipe de Asturias que, junto a Ban Ki-moon, destapó una placa conmemorativa y visitó los tres edificios y el campo de antenas de la base. Todo bajo un sol abrasador y con los gritos de fondo de un grupo de saharauis que, apostados casi junto a la A3, reclamaban «¡libertad, libertad!» para su pueblo. Tras un refrigerio, el acto se dio por concluido antes de las doce, ya que tanto el heredero como Ban Ki-moon debían partir hacia Madrid, donde el último tenía previsto reunirse con Rodríguez Zapatero.

Imposible comunicar con la habitación de al lado

La nueva base de la ONU fue ayer, por unos minutos, el colmo de la falta de comunicación. Gran parte de las autoridades y todos los medios, a excepción de los reporteros gráficos, se quedaron sin poder acompañar al Príncipe de Asturias y a Ban Ki-moon durante su recorrido por las instalaciones ni durante sus parlamentos, pronunciados en uno de los tres edificios que integran el centro, así que la organización optó por retransmitir el acto en las oficinas donde aguardaba el resto de visitantes. Pero, pese a que el secretario general de Naciones Unidas y el heredero de la Corona estaban prácticamente en la habitación de al lado, no se pudo ver ni el video promocional de la base ni su visita a las instalaciones. Al menos, los técnicos consiguieron enlazar la señal a tiempo para el discurso de Ban Ki-moon —realizado casi en su totalidad en inglés y sin traductor— y el del Príncipe. Hasta ese instante, las expresiones de estupefacción entre los presentes fueron la nota dominante. «¡Vaya! Podemos contactar con el Congo y no con la habitación de al lado. Curioso», comentaba en tono jocoso una de las autoridades. Y eso que la alcaldesa de Quart, Carmen Martínez, explicó que el centro es «el más avanzado» de la ONU, un lugar que originará 1.200 empleos y generará casi 55 millones de euros al año.