Las fuentes de ingreso de la Generalitat han cambiado con el nuevo sistema de financiación autonómica -sobre el papel, más propicio para regiones económicamente dinámicas como la valenciana- pero el balance, al corte del 31 de mayo pasado, último mes del que hay cifras oficiales, no puede ser más desalentador. La aplicación del nuevo modelo, en el contexto de una crisis profunda, y la negativa del Gobierno central a anticipar la cuantía correspondiente a este ejercicio del Fondo de Competitividad -que la Generalitat estima en 630 millones- se traduce en una "pérdida" de fondos de 200 millones en los primeros cinco meses del año, respecto a los cobros registrados en el mismo periodo de 2010. Es una de las claves, junto con las dificultades del Consell para embridar el gasto -los pagos para atender el funcionamiento de la Administración han crecido un 4,4 % en relación a 2010-, que explican el estrangulamiento de la hacienda autonómica.

El nuevo sistema entró en vigor en 2009. 2010 fue el año de transición, en el que el Gobierno, al igual que había hecho el ejercicio anterior, decidió adelantar la mayor parte de las cantidades del Fondo de Competitividad -previsto para compensar a las autonomías que pierdan en financiación por habitante tras la aplicación del modelo- con el fin de facilitar el cambio del sistema. 2011 es el primer ejercicio en el que las fuentes de ingresos están llegando ya conforme al nuevo esquema financiero, que implica que las comunidades, además de los impuestos ya cedidos totalmente por el Gobierno (como el de las transacciones inmobiliarias o el juego), ven elevar su participación en la recaudación de impuestos directos -el IRPF, del 33 % al 50 %- y en indirectos, el IVA, del 35 % al 50 %, y los impuestos especiales (como los que gravan alcohol, gasolina y tabaco), del 40% al 58%.

En paralelo a este incremento se reducen las transferencias que el Estado destinaba a las comunidades para financiar sus servicios. Entre ellos, el dinero que llegaba del Fondo de Suficiencia, que debe cubrir la diferencia entre lo que se destina a las comunidades de los impuestos y las necesidades de financiación que tienen reconocidas. El Gobierno ha decidido dejar de anticipar el Fondo de Competitividad, que por ley se transfiere cuando se liquide 2011, en 2013, pero la Generalitat ya presupuestó 630 millones por este concepto.

Una comunidad pujante siempre tiene la posibilidad de sacar un plus con este modelo, pero la crisis ha hecho trizas las hipótesis. Y el informe sobre el estado de la tesorería a 31 de mayo pasado es revelador. Mientras los fondos que han entrado en caja por la vía de las transferencias corrientes -en su casi totalidad, del Estado- se han desplomado al pasar de 1.692,9 millones a la misma fecha de 2010 a sólo 436,1, lo que supone 1.257 millones menos (un descenso del 75 %), el dinero por la recaudación de los impuestos directos e indirectos ha subido 1.062 millones. La diferencia es un desfase de 195 millones. También en las transferencias de capital ha caído la llegada de recursos, de 180 a 155 millones.

En impuestos directos se ha pasado de cobrar 1.068 millones hasta mayo de 2010 a 1.498 en el mismo periodo de este año y en indirectos, de 1.411 millones a 2.042 en los primeros cinco meses.

Reunión con el Gobierno

Desde el Consell denuncian que los datos avalan que el nuevo modelo comporta menos financiación, al margen de que el año pasado, hasta el 31 de mayo, ya se había transferido parte del Fondo de Competitividad. Desde el PSPV se apunta que habrá que esperar hasta final de año para comparar los fondos que han entrado por impuestos directos e indirectos y lo que llegaba antes del Estado vía transferencias corrientes, ya que los flujos de transferencias no son los mismos, toda vez que el de los tributos está ligado a la marcha de la recaudación. Apuntan, además, que en los próximos días el Gobierno se reunirá con las comunidades y podría resolver anticipar parte del Fondo de Competitividad.