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La jornada de ayer dio para mucho, algo lógico si se tiene en cuenta el elevado número de personalidades que asistió al acto y la expectación levantada por unas instalaciones presentadas como el súmmum de la tecnología.

"Querida amiga". Durante su intervención, Ban Ki-moon se dirigió en español a los presentes: "Queridas ministras, queridos secretarios de estado, alcaldes..." hasta que llegó a la exvicepresidenta del Gobierno, Fernández de la Vega, a la que no dudó en llamar "Querida amiga Mª Teresa".

Presencia real. El Príncipe de Asturias dejó bien claro en su discurso que aunque el Rey no estuviese presente, estaba perfectamente al tanto de lo que sucedía allí. De hecho, en el tramo inglés de su parlamento (fue bilingüe, como el de Ban Ki-moon) aprovechó para "trasladar el compromiso" de Su Majestad, así como su "más sincera gratitud y sus más cariñosos saludos" al secretario general de Naciones Unidas "por su participación" en la inauguración.

Un enorme botín de cobre. Uno de los tres edificios circulares e independientes que integran la base guarda en su interior un precioso tesoro: diez kilómetros de cable de cobre para suministrar energía a los equipos de telecomunicaciones. Desafortunadamente para los cacos de este preciado metal (habituales en Valencia), el botín está a buen recaudo en el Data Centre, un auténtico búnker cuyo cerramiento es un doble muro de hormigón armado.

Sin obstáculos. El complejo está distribuido en 40.500 m2 ante los que se despliegan otros 36.800 m2 libres de cualquier estorbo para no entorpecer la fluidez de las comunicaciones.

Fuera corbatas. Los diputados socialistas Ciprià Císcar, Josep Santamaría y Ferran Bono no pudieron resistir ayer más el calor y, nada más llegar al aparcamiento tras finalizar el acto, se liberaron de corbatas y chaquetas para quedarse sólo en mangas de camisa.