La denuncia que tres trabajadoras de Canal 9 presentaron en febrero de 2010 contra el entonces secretario general de RTVV, Vicente Sanz, por acoso sexual no sólo no se ha archivado tras la investigación judicial y las declaraciones de testigos y partes, sino que se ha agravado el delito del que se tienen serios "indicios". El titular del juzgado de instrucción número 1 de Paterna, Javier García-Miguel, dictó ayer auto de procesamiento contra Sanz, quien se jubiló el pasado mes de junio, en el que advierte que los hechos empezaron como "un acoso sexual", pero "pronto se transformaron en un abuso sexual".

Un delito, explica, "que incluye el acceso carnal por la vía oral y la introducción de dedos en la vagina, prevaliéndose de una situación de superioridad del presunto delincuente y doblegando su voluntad mediante constantes amenazas, relacionadas o no con su actividad laboral y con promesas laborales". Tras las diligencias practicadas, el juez ve indicios de que entre 2007 y 2010 Sanz se valió de su puesto para "solicitar favores de naturaleza sexual" y con ello creó en las tres trabajadoras "una situación gravemente intimidatoria y humillante". Estos hechos están castigados con penas de hasta 10 años de prisión, recuerda el juez.

El juicio a Sanz se celebrará en la Audiencia Provincial, a la que el juez remitirá el sumario, tras tomar de nuevo declaración a Sanz, el 18 de julio. Al procesado se le han dado 24 horas de plazo para que deposite una fianza de 30.000 euros con el fin de garantizar "las responsabilidades pecuniarias que puedan declararse pertinentes". Se consideran probados los contactos sexuales. "La declaración de la víctima y de los testigos no dejan lugar a dudas de la autoría del presunto delito". Es más, "incluso el imputado reconoce haber mantenido relaciones sexuales completas (...), que es más de lo que afirman las propias víctimas". La diferencia entre las versiones está en si hubo o no "consentimiento libre". En la narración de hechos, el juez reitera que los encuentros sexuales estaban mediatizados por "promesas y amenazas".

El testimonio de Lola Johnson

Entre las pruebas de los contactos íntimos está un vídeo aportado por la acusación particular o las "transcripciones de mensajes telefónicos que prueban la presión y control a [...] las mujeres", junto a "contenidos audiovisuales extraídos de los teléfonos móviles de los implicados". Han declarado como testigos varios directivos, entre ellos la exdirectora de Canal 9, Lola Johnson, hoy consellera y portavoz del Consell. "Dolores Johnson relata haber presenciado un ataque de ansiedad" de una de las víctimas. Otra testigo dijo haber visto "salir llorando a alguna de las mujeres del despacho del imputado". También relató "otros comportamientos anormales como pedir que le trajera regalos de sus viajes, que le enseñara la ropa interior, insinuarse u oir como el señor Sanz cerraba con pestillo su despacho cuando se encontraba reunido con alguna fémina". Los directivos Luis Sabater o Vicente Alepuz, "hablan de las formas arbitrarias de ejercer el poder" Sanz.

Intersindical Valenciana aplaudió ayer el procesamiento y denunció que estos presuntos abusos fueron posibles por el "poder absoluto de Sanz en la empresa y la pasividad de los directores generales". Denuncian que José López Jaraba y Lola Johnson vieron el citado vídeo y "no actuaron en tiempo y forma para frenar la situación".

"Mostró su sexo erecto y le pidió una 'chupaeta'"

El relato de hechos refiere pasajes pornográficos. En uno de los casos se explica cómo el denunciado "al parecer llegó a tocar a la mujer en sus genitales con intenciones libidinosas y presuntamente se masturbó en presencia de ella en varias ocasiones". También se masturbó ante otra empleada. "Y llegó a tocar varias veces sus partes íntimas con intención lúbrica".

Incluso -añade el juez- mostró su sexo erecto a esta mujer, le llegó a coger la cabeza, atrayéndola hacia él, al tiempo que le decía "dame una chupaeta"". Sanz consiguió que esta mujer "le mandara fotos de sus partes íntimas". Otras veces, Sanz "consiguió "convencer" a dos de las chicas "para que se desnudaran [...] y se acariciaran mutuamente frente al imputado mientras él se masturbaba y luego obligó a las mujeres a recoger el semen".