Que todos los adultos tengan una renta básica de subsistencia sea cual sea su situación laboral. Una paga mensual que rondaría los 400 euros. Y a partir de ahí, el que quiera más, que trabaje. Eso, llamado renta básica de ciudadanía, es lo que defiende Juan Antonio Gimeno.

Parece que no es el mejor momento para defender la medida…

Hay que abrir sin miedo el debate sobre la propuesta de Renta Básica de Ciudadanía. Mucha gente la rechaza, pero yo creo que es una solución viable, sensata, justa y mucho más barata de gestionar que otras. Ahora mismo, existe una maraña de medidas que en el fondo buscan garantizar una renta básica de ciudadanía: está el mínimo exento en las rentas, las bonificaciones y desgravaciones ante necesidades concretas, medidas extraordinarias cuando acaba el paro, el complemento a mínimos en las pensiones… En esta renta básica se englobarían muchas de las políticas actuales.

¿Y de cuánto dinero podría ser?

Hay que hacer la estimación. Cuando deje el rectorado, uno de mis objetivos es hacer un estudio de cuál podría ser esa cuantía. No podría ir muy desencaminada de la ayuda extraordinaria a los parados que han agotado su prestación [400 euros]. Cifras como esa podrían ser asumibles por el sistema. No tengamos miedo al debate. Se tiene la idea de que esto es carísimo y tiene efectos perversos, pero no es tan caro y soluciona de golpe muchos problemas que ahora arreglamos con mil pequeñas medidas.