El Partido Popular de Alicante ya no es lo que era. Ese sólido entramado político que tejió durante años el expresidente Eduardo Zaplana y que tanto poder -a través de las apabullantes victorias electorales- ha proporcionado a sus herederos ha saltado por los aires tras salir a la luz una trama relacionada con las contratas de basura. El olor a corrupción ha invadido toda la provincia y ha terminado por tumbar un régimen que desde el primer día, plantó cara al presidente Francisco Camps y puso una frontera con Valencia.

En estos días se ha cumplido un año desde que la Policía Nacional se presentara en el domicilio del entonces presidente de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll, para registrarlo así como la institución provincial y llevarlo a la Comisaria en calidad de detenido para prestar declaración durante más de doce horas. Salió en libertad pero a los dos días y tras declarar ante el juez, fue imputado por cinco delitos en el marco de la investigación de la operación Brugal.

Un tren de vida de escándalo

El sumario -que ponía luz a los extraños movimientos policiales- sonrojó a la sociedad alicantina. El tren de vida de su presidente de la Diputación era imparable y "de origen desconocido", según la Brigada de Blanqueo de Capitales. Sus diez cuentas bancarias que mantiene con su mujer, Margarita de la Vega, registraban suculentos ingresos "de origen desconocido" y no han tenían, por contra, gastos comunes como alimentación o combustible, por ejemplo. Sólo pagaba en efectivo desde 2008, compraba bolsos de 9.000 euros y sus facturas en viajes, moda y decoración ascendían a 108.000 euros.

Además, la vinculación de su mujer con el personal de la institución provincial -prácticamente a su servicio-al airearse las conversaciones de la investigación judicial terminaron por cuestionar la figura del líder popular.

La ruptura del PP

Después de un cauto silencio y lo que parecía un discreto acercamiento tras el cónclave popular de verano en Teulada, Ripoll tensó las cuerdas de nuevo con Valencia. Al inicio de la temporada electoral, unas siglas conocidas, AP, saltaban al ruedo político: Un partido de reciente creación en Alicante que aglutinó en diversos municipios a afines al presidente de la Diputación y del PP alicantino a los que la dirección regional les enseñó la puerta de salida en las listas.

Este nuevo partido se registró en Calp, Elx y Torrevieja encabezado por destacados ripollistas mientras el presidente alicantino prefirió guardar silencio sobre su aparición.

El cisma electoral

A un mes de elecciones, aprovechó un encuentro mantenido con munícipes alicantinos para desairar a Camps. Un comunicado, enviado desde su sede provincial tras la reunión afirmaba que "cien alcaldes y candidatos estaban indignados por los constantes incumplimientos de la dirección regional". Un aviso encubierto de que las urnas le serían favorables y que obligó a Génova a pronunciarse. Y errar: avaló a Ripoll.

Benidorm en el punto de mira

Su mano derecha y líder del PP en Benidorm, Gema Amor, llevó de calle, durante meses, a todo su partido, desde Alicante hasta Madrid. Consintió, como ella misma confesó después, que se produjera una moción de censura y gobernara el PSPV por discrepancias con su candidato. Creó una lista alternativa pese a negociar hasta el último minuto con los populares. Consiguió la llave del gobierno y sus desatinados movimientos la han dejado sin ninguna puerta que abrir. El PP logró igualar a los socialistas y Amor perdió la batalla. Fuera del gobierno y permitiendo que la alcaldía sea socialista, Génova la ha borrado de cualquier lista.

La suerte de las urnas

La noche electoral fue muy diferente para Camps y Ripoll. El primero revalidó, con creces, su poder y conquistó una provincia, hasta ese momento, intocable: Elx, Dénia, Calp, San Vicente, Torrevieja, Elda, San Juan, Crevillent, Novelda, Santa Pola o Alicante. Ripoll perdió en su casa: Orihuela, Benidorm, Villena o Alcoi.

Adiós a la diputación

Camps cogió aire. Un comunicado enviado desde San Vicente del Raspeig sentenció a Ripoll: Era la candidatura por la comarca de l'Alacantí a la Diputación. Una lista avalada por más de 2/3 de los concejales de esta circunscripción. Una amplísima mayoría que le dejaba fuera y le arruinaba las opciones de salir como diputado y de presidirla. Génova, calló. Lo último: un partido de afines para las generales.