La mansión de 450 metros del matrimonio Blasco-Císcar, así como el chalé de su hijo y la casa de campo reformada, están rematadas por unos trabajados jardines con césped y gran cantidad de árboles que garantizan el predominio del verde. Destacan la veintena de palmeras de gran tamaño y los olivos centenarios, todos de gran valor.

La piscina de forma redondeada junto a la mansión da la sensación al visitante de que se encuentra en un oasis. Dentro de la vivienda hay una alberca equipada como un balneario. Esta piscina interior, rodeada de aparatos para realizar ejercicio físico. Una pared acristalada permite contemplar desde allí al jardín exterior.

Todo el inmueble ha sido construido y posteriomente amueblado cuidando hasta el más mínimo detalle. Uno de los cuartos de baño que utiliza la pareja está recubierto de placas de aluminio que fueron en su día importadas de Alemania y cuya compleja instalación elevó la factura de la obra.

Toda la vivienda, en la que predominan los amplios espacios, está decorada con obras de arte, la mayor parte de ellas de artistas valencianos. Hasta en los jardines se pueden ver esculturas que se entremezclan con árboles y palmeras.