Las cuentas de Orange Market, la filial valenciana de la red Gürtel, revelan que el PP de la Comunidad habría gastado más de 700.000 euros -unos 115 millones de las antiguas pesetas- en servicios ligados a la organización de los congresos regional y nacional del PP, ambos celebrados en junio y en octubre de 2008 en las instalaciones de la Feria de Valencia.

El último informe elaborado por la Agencia Tributaria, encargado por el juez Pedreira con motivo de la investigación abierta por la supuesta financiación irregular de los populares valencianos, destapa el ritmo de vida en el que el PP de la Comunidad se movía mientras, como certifican los peritos con los datos correspondientes al ejercicio de 2008, la formación pudo haber contado con la "ayuda" de cinco grandes constructoras -entre ellas Enrique Ortiz- para sufragar gastos de campaña electoral, encuentros internos con militantes, congresos, reuniones de ámbito local y actuaciones de todo tipo.

Hacienda, como se recordará, cifró los servicios prestados por Orange Market -la empresa vinculada a la trama Gürtel con sede en Valencia que dirigía El Bigotes- al PP de la Comunidad durante el año 2008 en 1,8 millones de euros, de los que los populares valencianos apenas habrían abonado, como se desprende de los movimientos en sus cuentas, un tercio. El resto de las facturas, de acuerdo con la tesis de los peritos, habrían sido endosadas, todas o en parte, a cinco constructoras -Lubasa, Piaf, Facsa, Sedesa y la citada Enrique Ortiz, cuyo propietario está involucrado en esta pieza de Gürtel e imputado en la operación Brugal- que, además, vienen logrando jugosos contratos de la administración autonómica que dirige Francisco Camps.

El detalle de los servicios prestados por Orange Market al PP -reproducidos en el cuadro anexo- durante 2008 revela, por ejemplo, que la empresa de El Bigotes -adjudicataria desde 2005 de contratos públicos millonarios como la organización de la presencia de la Comunidad en Fitur- monopolizó casi en exclusiva la logística popular de la campaña electoral en la Comunidad para las generales. Organizó, por ejemplo, los dos actos que Mariano Rajoy incluyó en su agenda electoral en la Comunidad, uno de ellos celebrado en las instalaciones de IFA en Alicante y otro en la Plaza de Toros de Valencia. La mercantil de El Bigotes, que aparece junto a Rajoy en algunas fotos del mitin de la capital del Turia, se embolsó, según consta en la contabilidad de la mercantil, nada menos que 140.000 euros por ambas convocatorias.

No se quedó ahí la cosa. De acuerdo con los datos recopilados por la Agencia Tributaria, El Bigotes se habría embolsado cerca de 42.000 euros por el cierre de campaña y la organización de la noche electoral de esos comicios en un lujoso hotel de Valencia. Hay registrados pagos por actos de campaña en Benissa, Alzira, Alicante, Castellón, Valencia, Almoradí, Crevillent, Almassora, Xàtiva, Gandia, Elda y Alcoi.

En total, Orange Market facturó al PP servicios durante esa campaña electoral por valor de unos 625.000 euros. La Agencia Tributaria, tras cotejar las fechas, desvela que Ortiz pudo haber aportado unos 300.000 euros -facturados a través de Orange Market por servicios que, en realidad, eran ficticios- y apunta que ese dinero habría servido para abonar gastos de la campaña electoral de 2008.

Pero el partido que lidera Francisco Camps tiró la casa por la ventana después de las elecciones. El jefe del Consell se trajo el congreso nacional del PP a Valencia. Camps se estrenaba como gran barón territorial -título que perdió tras estallar el caso Gürtel- y ofreció a Rajoy un cónclave en el que el PP de la Comunidad también puso su granito de arena con un estand propio que costó cerca de 27.000 euros y una fiesta que, catering incluido, supuso un desembolso de 72.000 euros.

Los gastos se dispararon por encima de los 612.000 euros en el día y medio que duró el congreso regional del PP, celebrado en octubre de 2008, como consta en la contabilidad incautada a Orange Market, para encumbrar a Camps como líder único del PP en la Comunidad después de convertirse, en las autonómicas de 2007, en el presidente de la Generalitat más votado de las cerca de tres décadas de autonomía. Unos meses más tarde -en febrero de 2009- estalló el caso Gürtel. Fue el punto de inflexión. Nada volvió ser igual.