Isabel, Micaela, Iván, Laura, Daniel... son solo algunos de los nombres de los niños que acuden cada mañana del mes de julio a la "escoleta d'estiu", en el colegio público Profesor Bartolomé Cossío, del valenciano barrio de Orriols. Como el Cossío, 46 colegios más en toda la ciudad ofrecen este servicio a los padres con obligaciones laborales.

Y es que este es uno de los mayores quebraderos de cabeza para las familias en las cuales trabajan ambos progenitores: dónde colocar a los niños hasta que lleguen las vacaciones paternas.

Las escuelas de verano son una solución para muchos, aunque, debido a la crisis, no todos los padres pueden permitirse pagar estas vacaciones alternativas a sus hijos, y muchos prefieren montarse la escuela en casa. Así, mientras este año hay 47 escuelas abiertas en toda la ciudad, el año anterior sumaban unas 53. Colegios como el Bartolomé Cossío han visto cómo la demanda ha bajado ligeramente, aún cuando escuelas cercanas sitas en el mismo barrio este año no han ofertado el servicio.

"Hay muchos padres en paro, por lo que o no pueden pagarlo o prefieren cuidar ellos mismos de los niños", explica M.ª José, presidenta del AMPA del colegio de Orriols. "Llevamos unos 7 años realizando la escoleta y éste es el primero que ha bajado un poco la demanda".

En este centro, aunque no cuentan con muchos recursos, como explica la presidenta de la asociación de padres, la actividad no cesa. Cuentan con cuatro monitoras, contratadas por la misma AMPA con el dinero que han recaudado durante el año con las pequeñas cuotas. Perciben ayuda de una asociación del barrio que les presta material de juego y deportivo, de manera que los niños pueden disfrutar un mes entero de actividades deportivas, artesanales o, simplemente, hacer los deberes y relacionarse con sus compañeros.

"Lo que más me gusta es correr y jugar con los globos de agua", cuenta Marta, de siete años. Su amiga Isabel, en cambio, prefiere pintar y dibujar. Las dos excursiones que harán, así como el baño en las piscinas hinchables, les parecen complementos perfectos de su escuela. Y es que, para estos y muchos otros niños de la ciudad, los colegios también son para el verano.