De entre todos los infiernos que amenazan a un político, uno de los más temidos es el banquillo judicial. El presidente Camps lleva, de la mano de su abogado Javier Boix, más de dos años intentando evitar esa cita con un mueble más mortífero que la silla eléctrica. Al menos en teoría. El jefe del Consell, tras el auto de ayer, sabe que ya nada lo librará del juicio, pero tiene todavía una posibilidad de evitar una foto en el banquillo de los acusados, que políticamente erosiona su imagen y la de Mariano Rajoy, máxime si se considera que ese momento coincidirá con la precampaña de las generales o incluso en plena campaña si se diera el caso del adelanto electoral. Burlar el banquillo de los acusados pasa por acogerse a su condición de abogado, o al menos de licenciado en Derecho.

La ley permite a cualquier letrado ejercer su propia defensa. Camps, cuya trayectoria profesional ha estado siempre en la política, se encomendó a Boix. Pero ahora podría plantear legalmente su participación en el juicio como codefensor de si mismo y, en tanto que abogado, vestiría toga y se sentaría, dentro de la escenografía de las sesiones judiciales, junto al resto de letrados de las defensas y acusaciones. Para poder estar en la sala en la condición de letrado es necesario estar dado de alta en el Colegio de Abogados, en este caso el de Valencia, como letrado en ejercicio de la profesión. ¿Francisco Camps está colegiado? Se dio de alta en el año 1995, como no ejerciente. Tras ser operado de hernia discal, el pasado 3 de mayo el presidente envió a un representante para que renovará su ficha de colegiado. La fórmula de la colegiación como no ejerciente la usan miles de licenciados en Derecho y abogados que quieren mantener viva la opción de activarse, además de tener ventajas como beneficiarse del seguro de la mutua.

De "no ejerciente" a activarse

En cualquier momento, uno puede pasar de no ejerciente a ejerciente. Camps tiene el camino despejado para poder plantearse si luce toga. Aunque el Estatuto de la Abogacía y la ley reconoce el derecho de todo abogado a defenderse a sí mismo, no es habitual, salvo que se trate de asuntos nimios, que un letrado lleve su propia representación.

Mario Conde llevó su propia defensa sin éxito

Por regla general, los letrados no se defienden a si mismos en causas de cierta enjundia. Entre las pocas excepciones, en asuntos mediáticos, está el caso del abogado y exbanquero Mario Conde, que se defendió a sí mismo en el llamado caso Banesto. La verdad es que con poco éxito. Le cayeron diez años de cárcel, que el Tribunal Supremo elevó después a veinte, tras ser condenado por apropiación indebida, estafa y falsedad. Conde acabó en la prisión de Alcalá-Meco, aunque se dio el capricho de salir en todos los medios con su flamante toga y compartiendo espacio con sus colegas letrados y no en el banquillo donde se sienta el común de los procesados.