Un mes después de que 30 indignados se echaran a la carretera con la mochila desde la Plaza del Ayuntamiento, la conocida como "Marcha Este" del movimiento 15-M afronta sus últimas jornadas tras superar la parte final de la dura y calurosa travesía por la llanura manchega. Si no hay imprevistos este sábado, 40 días y 550 kilómetros después, alcanzarán la puerta del Sol de Madrid, epicentro de la "spanish revolution".

Poco queda en Valencia -y en toda España- del gran impacto mediático que fue el 15-M en los días previos a las elecciones de mayo. El desmantelamiento de las acampadas ha dado paso a un fenómeno diluido en barrios y pueblos, que deja a las cinco columnas que confluirán en Madrid el próximo fin de semana como foco simbólico de un movimiento convencido de cambiar las cosas. "Podemos parecer soñadores, pero lo más utópico es creer que este sistema se puede mantener", apunta Juan Bordera.

Juan es uno de los indignados que en las últimas semanas se ha dedicado a predicar el mensaje de cambio en los 30 municipios por los que están pasado. Al llegar a cada pueblo, si no tiene su propia asamblea, ayudan a constituirla, a "dejar la semilla" del movimiento, explica. Como en Canals, donde el 15-M ha crecido con fuerza desde el paso de la marcha, o en Ayora.

"Cumbre" nacional en Sol

Además de hacer proselitismo, estos "quijotes" -sus diarios de internet están repletos de la metáfora cervantina tras semanas clamando contra las injusticias entre molinos de viento- han recogido las demandas y la "solidaridad" de cientos de personas en su camino. Beniparrell, Alzira, Xàtiva, Font de la Figuera, Almansa, Zarra o La Roda son algunas paradas de su ruta.

Centros sociales y ayuntamientos les han abierto polideportivos y otras instalaciones para alojarse. Recuerdan con cariño a un sacerdote de Beniparrell que les invitó a desayunar en una de las primeras etapas, o la "gazpachada" con que les recibieron en Carcelén (Albacete) los jubilados del pueblo. "Es impresionante el sonido del claxon de los camioneros por las carreteras. O la ovación que recibimos en una zona de pubs de Albacete. La gente es consciente de que el cambio llegará. Seguro", sostiene.

La "Marcha Este" ha ido creciendo por el camino y los indignados de Valencia, sumados a otros de Castelló, Carcaixent, Alcoi, Alicante o Elx forman ya una expedición de cerca de cien personas.

De momento, los caminantes no miran más allá de la gran manifestación del domingo. "Pero en septiembre los políticos volverán a trabajar y nuestra idea es volver a trabajar más que ellos", asegura uno de los portavoces de la marcha. El siguiente reto será la "revolución europea" prevista para el 15 deoctubre. Se pretende que de la "cumbre" de indignados de toda España de este fin de semana en Madrid surjan las estrategias que marquen el rumbo del movimiento.

Por ahora, los valencianos descansaban ayer en Aranjuez. El viernes montarán su campamento en Vallecas, el sábado entrarán en la Puerta del Sol, y el domingo, 24, los "quijotes" de toda España medirán en la manifestación que parte de Sol la verdadera fuerza del 15-M.