Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma tendrá que ir a la montaña. O lo que es lo mismo: si los jóvenes de hoy no sienten la llamada del Señor para ser curas, se les habrá de insistir al oído para ver si así oyen la vocación. Por ello, los ocho obispos de la provincia eclesiástica valentina concluyeron ayer su minicumbre episcopal en Valencia con un mensaje a los sacerdotes: han de "hacer un esfuerzo por presentar una valoración positiva del ministerio y de la vida de los sacerdotes" y, sin ambages, rodeos ni complejos, deben trasladar "propuestas directas y explícitas" a los jóvenes bautizados para que "se interroguen sobre su futuro sacerdotal". Es decir: los párrocos han de pasar a la ofensiva, vender mejor el producto y no esperar sólo a que se enrolen en el oficio los ya convencidos de entrada, porque éstos cada vez son menos. En juego está el futuro de la Iglesia católica. Es uno de sus mayores retos

Tras la reunión de dos días, en la que se han analizado los informes encargados previamente a los responsables de Pastoral Vocacional de cada diócesis, los obispos de la Comunitat Valenciana, las Baleares y Tortosa insistieron en que "dentro de las dificultades de la cultura actual, se ha de continuar el esfuerzo por alentar y cuidar las vocaciones al sacerdocio". Porque, subrayan, "la pastoral vocacional al ministerio sacerdotal es algo que pertenece a la esencia misma de la Iglesia".

Entre las líneas concretas de actuación, los prelados acordaron "potenciar también el papel en las respectivas diócesis del Seminario Menor, así como del Seminario en familia o aquellas respuestas que favorezcan el acompañamiento de las posibles vocaciones y la promoción de las relaciones interpersonales, orientadas al despertar de la vocación sacerdotal".

Tarea de padres y profesores

A sacerdotes, padres y profesores (se supone que de Religión, o de los centros católicos), los obispos valentinos les recalcaron ayer "la urgencia de asumir como responsabilidad de todos la animación de las vocaciones al sacerdocio". Con mensajes directos -desde el púlpito o en las convivencias de junios- o a través de "la oración", hay que trabajar por el aumento de las vocaciones sacerdotales. El Centro de Orientación Vocacional de Valencia fue puesto como uno de los modelos para aumentar el número de futuros sacerdotes.