"Siento que se me va la vida". La mañana de ayer estaba lluviosa, nublada y sin apenas rastro alguno de sol. Para ella así es más fácil soportar otro día encerrada en casa. La puerta de su domicilio en la Patacona, Alboraia, está sellada con plásticos y cinta aislante, al igual que las ventanas, para que no entre nada. Elvira Roda, afectada por el síndrome de Sensibilidad Química Múltiple y más conocida como "la chica burbuja", atiende brevemente a Levante-EMV desde el otro lado del cristal de su puerta.

Con gafas de sol y agachada para ver por debajo de la persiana que la protege de los rayos -pues también padece el síndrome del Ojo Seco y no puede exponerse a la luz natural mucho tiempo- describe el infierno que está pasando estos días, aunque asegura que no puede "casi ni hablar". Sin haber superado aún el traslado al que se vio obligada para alejarse de los irrespirables humos de la noche de San Juan y afectada por los restos del derribo que se llevó a cabo en enero de la casa contigua a la suya, la joven de 27 años está viviendo esta última semana de manera "horrible", "con fiebre durante todo el día y sin poder salir a respirar".

"Estoy cansada de estar así. Después de ocho años viviendo esto siento como poco a poco se me va la vida", destaca Elvira agobiada ya por su situación. Tras años de tratamientos, médicos, dificultades y sin haber recibido aún ni un euro de ayuda por parte de las administraciones públicas para solucionar su estado, Elvira resiste en su casa en primera línea de playa como puede y asegura que no aguanta "más así". Ella y su familia buscan desesperados un lugar "limpio y adaptado" donde poder trasladarla para que mejore su situación, ya que estar en ese sitio "es como volver hacia atrás".

Respirar sin miedo

Para poder respirar bien sin miedo a vivir un episodio crítico por lo menos una vez al día, duerme "en una hamaca en la terraza" por la noche, el único momento en que parece que resiste al aire libre. A pesar de eso no descansa "más de tres horas seguidas" y en seguida se despierta con malestar. Elvira puede verse afectada por cualquier cosa por mínima que sea. Parece imposible que en esas condiciones sea capaz de mantener la esperanza: "A lo mejor estoy fuera y si la vecina de al lado tiende la ropa..." su cuerpo reacciona contra ello. Y más en estos momentos, en los que su estado está bajo mínimos. "El otro día me desmayé andando por casa", confiesa para hacer ver hasta qué punto los últimos desplazamientos y amenazas a su salud la han debilitado.

Cuesta oírla a través del cristal mientras explica las posibilidades que tiene para trasladarse de esta ca?sa antigua a una que ofrezca más oportunidades a su salud. "Mi madre busca cosas por internet, se mueve, investiga, pero es muy difícil llegar a conseguir al?go", sobre todo por el factor económico, un gran obstáculo que su familia intenta día a día solventar. Elvira señala a su madre como principal apoyo, ya que "es la que se pasa el día buscando soluciones", afirma en un momento en el que precisamente se encuentra sola en casa. "El resto trabajan y se encargan de otras cosas importantes, pero al fin y al cabo una madre es una madre", recalca, y seguro no se rendirá hasta ver sonreír y sana de nuevo a su hija.

Palabra a palabra se le acaban las fuerzas. Da por concluida la entrevista a pesar de las ganas que tiene de contar su historia para que, quizás esta vez, las instituciones públicas reaccionen y le echen un cable, por corto que sea. Ahora su salud manda, así que lo mejor es que descanse.

La familia de Elvira pide ayuda para un vehículo adaptado

Los familiares de Elvira Roda han comenzado una campaña para conseguir ayuda económica con el objetivo de poder comprar un vehículo adaptado a las necesidades de la "chica burbuja" y que le permita realizar los traslados sin que su estado empeore. La situación de Elvira no es nada buena, tal como explica su familia en un comunicado público. Debido a su debilidad creciente se han visto obligados a aumentar los tratamientos y mejorar su nutrición, para lo que han tenido que echar mano de los fondos que tenían reservados para este vehículo. La ayuda costeará el precio de una furgoneta además de su adaptación y un remolque-habitáculo donde la "chica burbuja" podría dormir. Lo que la familia busca con esta campaña es que la ciudadanía colabore realizando donaciones, por pequeñas que sean, a su cuenta bancaria. La ayuda cubrirá los gastos de este vehículo así como necesidades diarias de la joven y su salud.