A excepción de Manises, la participación de los aeródromos valencianos en operaciones relacionadas con los frentes de batalla durante la Guerra Civil fue prácticamente nula hasta el invierno de 1937. El fracaso de la ofensiva de los sublevados contra Guadalajara y el de los gubernamentales en Extremadura provocó que el general republicano Vicente Rojo optara por un cambio de planes. Teruel pasó a convertirse en el objetivo para las tropas del Ejército Popular.

Noviembre fue un mes tranquilo, ambos bandos aprovecharon para trasladar sus tropas a los nuevos escenarios de la guerra, tras los citados fracasos. La jefatura aérea de la República decidió traspasar gran parte de sus efectivos desde los campos de Aragón y Cataluña a las pistas del norte de Valencia, aprovechado que el enemigo no tenía constancia de actividad en estos aeródromos y las fotografías realizadas por los aviones italianos y alemanes no mostraban aparatos en las pistas.

El día 12 de diciembre los Polikarpov I-15 "Chato" de la 1ª escuadrilla pasaron de Bujaraloz a Barracas, la 2ª escuadrilla de Candasnos a El Toro y la 5ª escuadrilla de Polikarpov I-16 "Mosca" de Caspe a Villar del Arzobispo. Al día siguiente la 6ª de "Moscas" pasó de Puig Moreno a Sarrión.

El día 17 se produjo un movilización masiva de aparatos de la Fuerza Aérea de la República (FARE) para apoyar la ofensiva contra Teruel que empezó entre el 15 y 16 de diciembre. La 4ª "Moscas" pasó de Santa Cruz de la Zarza a Villar del Arzobispo. Las escuadrillas 1ª, 2ª, 3ª y 4ª del Grupo 26 ocuparon Barracas y El Toro mientras que el Grupo 24 de bombarderos Tupolev SB-2 "Katiuska" traslado la 1ª y 3ª Escuadrilla de Lleida y Reus a Villar del Arzobispo y Llíria, respectivamente y el Grupo 30 de Polikarpov RZ "Natacha" llevó sus cuatro escuadrillas a Llíria, Manises y La Señera (Chiva).

De poderse contar con los dedos de la manos los aviones existentes en los aeródromos de Valencia en una semana pasaron a aterrizar en sus pistas más de 120 aparatos, que se completaron con los que ya había en Manises. Los campos de Sarrión, El Toro, Villar del Arzobispo, Llíria, Alcublas, Manises y La Señera contaron con el apoyo de los construidos en Camporrobles, Jarafuel, Requena, Sagunt, Sinarcas y Utiel, que más alejados del frente se convirtieron en una segunda opción de refugio para los pilotos en caso de peligro o problemas en sus aviones.

Desde el día 17 se libraron frecuentes y durísimos combates en los cielos de la provincia de Teruel con numerosas pérdidas en ambos bandos. La participación de la aviación favoreció un rápido avance de los republicanos hasta Teruel, que pronto quedó sitiada en los primeros días de la ofensiva.

El 29 de diciembre comenzó una contraofensiva de los nacionalistas en la que participaron 6o aviones que lanzaron en 2 horas 130.000 kilos de bombas para despejar el terreno a las tropas de tierra. El ataque se vio frenado por un repentino temporal de nieve en el que las temperaturas llegaron a bajar hasta los 20 grados bajo cero.

Se helaba hasta la grasa

Está circunstancia paralizó la actividad aérea republicana. Las bajas temperaturas impedían el despegue de los aviones que no podían calentar los motores, se helaba hasta la grasa. No obstante algunos aviones de los sublevados, principalmente modelos de la marca Heinkel si pudieron realizar varias misiones. Esto obligó a las FARE a retrasar las posiciones de sus aparatos, que en condiciones muy delicadas despegaron de las pistas de El Toro y Sarrión para volar a Villafamés, Villar del Arzobispo y La Señera, donde la climatología no era tan adversa. Los aviones despegaron de Barracas sobre una pista de hielo. No obstante el día 8 el Ejército Popular tomó Teruel.

Hasta febrero de 1938, cuando cesaron las hostilidades en la zona, estuvieron los aviones republicanos en Valencia, para trasladarse después a Aragón y Cataluña.

Un "Natacha" en la Malva-rosa

La mañana del 4 de enero despegó de Manises la segunda escuadrilla de "Natachas" con el objetivo de atacar a las tropas enemigas en Teruel. Antes de llegar a su destino, sobre Concud, fue interceptada por 25 Fiat CR-32 "Chirri" de la escuadrilla italiana "As de Bastos". El "Natacha" tripulado por Gisbert y López fue derribado, salvándose los dos ocupantes. Otro ocupado por el piloto Villalvilla y el fotógrafo Pegote logró aterrizar tocado en Llíria. Un tercero pilotado por Antonio Nicolás, que llevaba muerto al observador, Emilio Martín, a causa de las ráfagas de ametralladora de los aviones atacantes, consiguió aterrizar de emergencia, incendiado, en la playa de la Malva-rosa. El avión cayó cerca del hospital que todavía existe en esta playa de Valencia, que en ese momento era la residencia para los aviadores convalecientes. Desde allí salieron las personas que intervinieron en la extinción de las llamas y la evacuación del piloto y del observador fallecido. El avión pudo despegar de nuevo y regresar hasta Manises.