Cuando conquista vidas jóvenes, la muerte se viste de tragedia y se vuelve especialmente impertinente. Y sádica. Como si quisiera erigir un macabro monumento a su fechoría, primero mata y luego inocula una honda pena. Una pena de muerte que es cadena perpetua en casos como el de Josefa Vargas, la madre de Vicent M., el joven de Algemesí que el sábado fue mortalmente corneado por el toro "Ratón" en Xàtiva. A la mañana siguiente de ser enterrado, Josefa relató ayer a Levante-EMV sus impresiones desnudas, con palabras entrecortadas por la rabia que le provocan "algunas cosas que se están diciendo de mi hijo que no son ciertas" y el dolor y la impotencia ante la sensación de que esta muerte se habría podido evitar.

"Mi hijo no era aficionado a los toros, me dijo que se iba a la Fira de Xàtiva con los amigos y que cogería el tren", explica. La noticia la recibió ya de madrugada: "Pasada la una, me llamó una chica de aquí del pueblo y que estaba allí con él, para decirme que había muerto". Se le fue Vicent, el segundo de los tres hijos (tiene dos hijas), el que más problemas tuvo para salir adelante. La madre echa una mirada sincera hacia atrás: "Mi hijo no tenía antecedentes penales ni nada parecido, tenía problemas pero no había creado problemas a nadie; era esquizofrénico y llevaba desde hace años su medicación muy controlada". Su enfermedad mental tuvo su momento más grave hace casi siete años. La crisis que sufrió le llevó a pasar "cuatro años ingresado en un psiquiátrico". Hasta que hace ahora dos años y medio, los médicos consideraron que podía intentar hacer vida normal. Eso sí, muy controlado por su madre. "¿Cómo es posible que a mi hijo, que tiene una minusvalía reconocida de un 65%, como indica la tarjeta que llevaba encima, le dejen entrar en la plaza de toros?", clama Josefa. La documentación que acredita su merma en las condiciones psíquicas ha sido puesta a disposición policial, explica la madre, quien asegura que llegarán al final para saber si la ambulancia y la policía estaban donde debían. Vicent llegó al mundo en el corazón de la Ribera y siempre fue uno de esos chicos a los que les cuesta más hacer camino, un chaval que tuvo la suerte de tener el hombro de su madre. "Siempre hemos estado de médico en médico, pero cuando lo has reñido nunca ha renegado", dice.

Desde que fue internado Vicent estaba mejor. "En estos dos años y medio, mi cuñado se lo llevaba al campo, ha trabajado en la obra...", dice quien lo cuidaba para que no descarriara. Se ocupaba de que se tomara la medicación, "de que cada mes los forenses lo evaluaran y de ir al psicólogo y al psiquiatra". "Le daba tres euros cuando salía de casa y le compraba el tabaco. Cuando bajaba al parque quedábamos en que yo le hacía una llamada perdida para que volviera a casa. Yo no le ponía saldo en el móvil y así estaba controlado", explica el ángel de la guarda de Vicent. "Al ser un fin de semana de tres días le di 10 euros y tabaco. No le llegaba para el tren y la entrada", destaca Josefa.

La familia no disponía ayer aún del resultado de la autopsia, que será clave para determinar responsabilidades e indemnizaciones del seguro. Hoy, una cuestión de quinto orden para esta madre. "Ahora todos dicen que iba bebido o drogado. Si fuera así, que aún no se sabe, ¿cómo es posible que la policía lo dejara estar por allí en vez de retenerlo a la fuerza?", se pregunta la madre. Y sentencia: "A cualquier hombre se le puede escapar, a un policía no". La norma que regula los "bous al carrer", el Reglamento de Festejos Taurinos Tradicionales (decreto de 23 de febrero de 2007) prohíbe en su artículo 32 la participación de quienes "muestren condiciones físicas para intervenir" en la fiesta. No se explicita la incapacidad psíquica, pero fuentes jurídicas la ven asimilable.

Josefa insiste, como una obsesión que le martillea el ánimo, en que Vicent era "un buen chaval, no daba problemas a nadie, se puede preguntar a los vecinos". Un chaval que nunca sospechó que 72 horas después de su visita a la Fira d'Agost, su madre iba a llamar a la psiquiatra para decirle que el chico al que un toro zarandeó como a un muñeco de trapo hasta rasgarle la vida era él.

"Ahora cobrarán el doble por "Ratón""

La muerte de Vicent M. corneado por "Ratón" ha provocado, entre otros debates, uno sobre si no resulta una temeridad llevar astados como el conocido "toro asesino" a estos espectáculos populares. ¿Qué cree que debería hacerse con este toro? Josefa Vargas, madre de Vicent, no vacila un segundo en la respuesta. "Lo que sé es lo que se ha hecho hasta ahora: negocio. No creo que ahora lo quiten de repente. Porque el problema es que esto es un negocio. Si cobraban por él 10.000 euros, ahora cobrarán 20.000", sostiene Josefa, quien se arma de fuerzas para aclarar las circunstancias que envolvieron la muerte de su hijo, el sábado en Xàtiva. f. a. valencia