En Castielfabib, como en todo el Rincón de Ademuz, hay nervio y ganas, cultura y, sobre todo, amor a lo patrio. La loable y digna de apoyo iniciativa de apadrinar la restauración de un monumento, el, desde hace más de un siglo, convento en ruinas de San Guillermo, da buena fe de ello. Me descubrió las maravillas y tesoros de Castielfabib -bellísimo y monumental pueblo de los tesoros y tierras valencianas- hace unos cuantos años, Vicente Esteban, un enamorado locamente de su pueblo, tempranamente (1210) conquistadas a los árabes por Pedro II, desde donde las tropas cristianas y Jaime I se descolgarían en un paseo militar por todo el Reino de Valencia, explicaba.

Vicente llegaba desde Calella, donde dedicó su vida activa a la hostelería, convertido en el pionero del turismo rural valenciano. Quería montar en Castielfabib un hotel y una urbanización rural, todo entroncado en el paisaje. Les había enseñado el pueblo a unos extranjeros que conocía por su profesión pasada y vieron que el lugar era un tesoro de paz y silencio, ideal para descansar. Me enseñó su Iglesia Fortaleza; la Cruz de los Tres Reinos, donde juntan sus dedos, Castilla, Aragón y Valencia; sus aldeas; sus mozos volteando las campanas aferrados a ellas; y, cómo no, la Cueva de San Guillermo, donde vivió y murió ermitaño San Guillermo, Duque de Aquitania.

La cueva está a las afueras del pueblo, al otro lado del río Ebrón. Cerca de allí las ruinas del convento que los agustinos levantaron, para cuyas piedras se busca padrinos, iniciativa privada, a falta de sensibilidad de la pública. Denoté que la cueva y los recuerdos del santo siguen siendo seña de identidad religiosa de Castielfabib, materia de fe segura y cierta, se pongan o no de acuerdo los historiadores al respecto, o pongan en solfa la autenticidad de los hechos. El convento remonta sus orígenes al siglo XIV y alcanzó fama y popularidad en el XVI.

Se cuenta que lo habitaron varias órdenes religiosas, documentadas están la de los agustinos y los franciscanos. Los primeros, instauradores de la devoción a san Guillermo, mitad monje, mitad soldado, en el pueblo; los segundos, los franciscanos expandirían su culto por toda la zona.

Cuentan en el lugar, que un día llegó de visita al convento quien era P. General de los agustinos, Guillermo, Duque de Aquitania, el cual quedó prendado del encanto , silencio y paz del lugar y quiso quedarse aquí a vivir como ermitaño, donde moriría rodeado de gran fama de santidad. Aquí quedaron sepultados sus restos, primero en el convento, luego en la Iglesia Parroquial. Otra versión apunta a que el Duque de Aquitania, Guillermo de Poitiers (1071-1126), estando luchando en ayuda del rey Alfonso el I en la conquista de estas tierras a los moros, solía retirarse a dicha cueva a hacer oración y penitencia.

Interesante documentación

Sobre el convento, la cueva y el santo se ha escrito, historiado e investigado (Eslava Blasco, Esteve Bonet, Vives Coll, Sánchez Garzón, Martínez Aloy, Sanchis SiveraÉ), existe interesante documentación (parroquia, ayuntamiento, Archivo del Reino,É), cuentecillos y fábulas y han quedado algunas costumbres y hablares populares. Una de ellas aquella que se predica de San Guillermo en la que estando él solo en oración en la cueva, le asaltaron unos ladrones. Para defenderse, le rompió una pierna a un caballo, la que, al final, hubo de devolvérsela, pero se la colocó al revés. Sus restos mortales fueron custodiados en el convento y cuando la Desamortización de Mendizábal, la supresión de las órdenes Religiosas y la incautación de sus bienes y propiedades, los franciscanos tuvieron que desalojar el convento, vendiéndose sus cosas materiales y pasando a la parroquia los elementos propios de la Iglesia conventual, a la que también fueron trasladados los restos reliquias del santo, centro de peregrinación de los pueblos de alrededor.

Allí fueron enterrados, pero en la actualidad se desconoce el lugar. Es probable que estén en el presbiterio, bajo el lugar donde antiguamente estaba enclavado el altar mayor, zona que aún no ha ido tratada aún por los planes de restauración a los que desde hace muchos años vine siendo sometido el monumental templo, de gran interés histórico-artístico. Fuera o no el sepultado el ermitaño san Guillermo, Duque de Aquitania, sí existe constancia documental, un inventario de los bienes de la Parroquia en la que se habla de un sepulcro donde se leía "hic iacet Guillermus Agustinianus sacerdos".

El monasterio necesita una actuación urgente para evitar que se caiga

Se hace necesario completar la restauración de la iglesia fortaleza, excavar en su presbiterio, y , al menos, apuntalar, consolidar, evitar que se caiga, lo poco que queda de la memoria histórica hecha piedra del convento de San Guillermo de Castielfabib, como bien ha hecho en llamar la atención Levante-Emv. Piedra a piedra (apadrinando la tarea) , palabra a palabra, (oral o escrita), podemos y debemos mantener viva la memoria histórica y la tradición, nuestras señas de identidad. Feliz iniciativa la del joven estudiante de arquitectura que quiere, al menos, no se venga a tierra la preciosa portada barroca del convento de san Guillermo de Castielfabib. También para que el potencial patrimonial, cultural, histórico y tradicional de Castiel sea un aliciente o atracción para el turismo rural o de interior. Actualmente, las ruinas figuran en la lista roja del Patrimonio, de la entidad cultural Hispania Nostra, en cuya ficha, textualmente, se lee: "Historia/Descripción: Construido en principio por los Agustinos en el siglo XIV, fue ocupado más tarde por carmelitas y por franciscanos. Las actuales ruinas pertenecen al siglo XVIII. Destaca su portada herreriana con hornacina y la rocalla barroca que están a punto de desaparecer debido a la exposición a la intemperie y al abandono al que ha sido sometido a lo largo del tiempo. Se usaron sus piedras para la construcción de un canal. Época: S. XIV-XVIII. Grado de protección: BIC. Estado: Ruinas abandonadas. Carácter del riesgo: Ruina progresiva. Hundimiento".

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