La información sobre la cuenta general de la Generalitat de 2010 que la Conselleria de Hacienda y Administraciones Públicas hizo pública ayer revela cómo la crisis y los problemas de liquidez del Ejecutivo valenciano se cebaron sobre todo en las inversiones públicas. Sólo la mitad de las obras previstas para el año pasado fueron ejecutadas. En concreto, según el estado de liquidación del presupuesto de 2010 difundido a través del Diario Oficial de la Comunitat Valenciana (DOCV), de los 1.304 millones de euros consignados en los presupuestos (la previsión inicial de 720 millones se modificó al alza al sumarse 584 millones de euros del Plan Confianza), sólo se reconocieron obligaciones de gasto por valor de 646 millones de euros. Ello supone una ejecución del 49 %; la más baja de todos los capítulos de gasto. De esta cantidad que la Generalitat se comprometió a gastar en inversiones, dejó pendiente de pago nada menos que 348 millones de euros.

Los datos sobre la liquidación presupuestaria fueron avanzados en parte por el Ministerio de Economía y Hacienda el pasado mes de marzo. Ya en ese momento se supo que el Consell había incumplido el objetivo de austeridad al cerrar el ejercicio con un déficit del 3,47 % sobre el PIB, por encima del 2,4 % fijado de media para el conjunto de la administraciones públicas. La liquidación presupuestaria, que el Consell aprobó días después, dejó constancia también del desvío en el gasto corriente (314 millones más de lo previsto) pese a las promesas de contención. También entonces se supo que el Ejecutivo dio carpetazo al presupuesto de 2010 dejando pendiente de pago más de 3.000 millones (2.000 de ellos generados ese ejercicio) y con un déficit presupuestario de 2.857 que bajó a 379 a base de emitir más de 3.000 millones de deuda. Se constató además las dificultades para recaudar dinero, sobre todo de los impuestos ligados al sector del cemento.

El DOCV arroja datos hasta ahora desconocidos ya que la última información detallada sobre la situación contable era de noviembre de 2010. El segundo capítulo con la ejecución más baja corresponde al capítulo de transferencias de capital; las conocidas como inversiones indirectas. También tras una modificación al alza del presupuesto (pasó de 1.467 millones a 1.697) no se cumplieron todas la expectativas. Un 13 % del capítulo quedó pendiente.

El detalle por conselleries pone al descubierto qué departamentos fueron más rezagados a la hora de ejecutar su presupuesto. Los antiguos departamentos de Infraestructuras y Cultura se llevaron el farolillo rojo, con una ejecución del 53 y el 52 %, respectivamente. Los compromisos de pago de ejercicios anteriores es una de las losas que tal como ha ido contando este diario impidió al departamento que dirigía Mario Flores disponer de recursos para impulsar nuevos proyectos.