El pleno del Consell aprobó ayer el cese de Ana Brusola como secretaria autonómica de Administración Pública, un relevo con el que el conseller de Hacienda, José Manuel Vela, intenta calmar el malestar interno que ha generado el nuevo organigrama de la Generalitat diseñado con Francisco Camps aún de presidente. Tal como informó ayer este diario, el jefe del Consell, Alberto Fabra, ha prescindido finalmente de una de las "ideólogas" junto con la Abogada General, Isabel Villalonga, de la reestructuración de la Administración, un ajuste que empezó con el nombramiento del segundo escalón y que se ultima estos días con la aprobación de los reglamentos orgánicos y funcionales (ROF) de las conselleries.

De hecho el Consell dio ayer el visto bueno al diseño interno de cinco conselleries, que conllevará la amortización de 63 puestos funcionariales del primer nivel (subdirecciones generales y jefaturas de servicio). El recorte se suma a la purga de la semana pasada cuando se aprobaron los ROF de otras cuatro conselleries. Entonces se eliminaron 58 puestos. A falta de que se apruebe la reestructuración de Hacienda, el ajuste ha afectado ya a 121 altos funcionarios. Este recorte, que se suma al conocido ya en direcciones generales y secretarias autonómicas, es precisamente uno de los motivos de fondo de la salida de Brusola de la Generalitat. La reorganización, que cocinaron en su día en el Palau de la Generalitat el propio Camps, Villalonga y Brusola, ha incendiado la Administración. Al malestar de los consellers y altos cargos -no han sido consultados en el rediseño- se suma el cabreo en la cúpula funcionarial, expuestos a una degradación tanto de estatus como pecunaria (algunos podría perder hasta 200 euros de salario al mes al ver rebajado su complemento específico y de destino). Aunque muchos de estos funcionarios afectados ganaron su plaza por concurso en época socialista, otros muchos llegaron por libre designación en la era popular. El descontento había llegado también al partido. A Brusola y Villalonga se le atribuye además la propuesta adelantada por este diario de eliminar los 90 liberados sindicales institucionales, un plan que ha puesto en pie de guerra a las sindicatos.

Ante este panorama, Vela, que tuvo que asumir a Brusola en su equipo, defendió ante Presidencia la necesidad de prescindir de la secretaria autonómica de Administraciones Públicas para calmar los ánimos. Aunque los organigramas han sido aprobados, las fuentes consultadas indicaron que el conseller tratará de reducir al máximo las consecuencias evitando la degradación masiva de los funcionarios afectados. Brusola, que lleva de alto cargo desde la época de Eduardo Zaplana, ha sido sustituida por Pedro García, hasta el momento director de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. García conoce el terreno ya que fue en el pasado director general de Función Pública.

Villalonga, en el punto de miraLa salida de Brusola pone en una difícil situación a la Abogada General, quien a medio plazo podría seguir los pasos de Brusola. Villalonga es de los pocos altos cargos que quedan en Presidencia que formaban parte del núcleo duro de Camps y algunos sectores del partido piden su relevo. Sin embargo, Fabra está siendo muy cauteloso a la hora de tomar decisiones que afecten a excolaboradores de Camps. De hecho, según fuentes del Consell, aunque autorizó el cese de Brusola, el presidente habría preferido esperar para hacer los ajustes en el Consell que todo el mundo da por hecho tras las elecciones generales.

Por otro lado, el Consell ratificó ayer el nombramiento de José Jaraba como director de RTVV.