La explotación del gas natural contenido en los estratos de esquisto similares a los que se encuentran en el subsuelo de la Safor está a punto de convertirse en la polémica medioambiental más relevante del año.

Polonia, donde recientemente se ha encontrado uno de los yacimientos de gas de esquisto más importantes de Europa, asegura que defenderá su "derecho soberano" a explotar este recurso ante posibles limites impuestos por la Unión Europea (UE). Polonia, Bulgaria y quizás también ahora Alemania, tras su renuncia nuclear, esperan que el gas acumulado en las pizarras reduzca su dependencia energética del petróleo y del gas natural que llega de la URSS.

Del otro lado del Atlántico, el expresidente Jimmy Carter dijo esta semana que la "seguridad" energética de EE.UU. se basa en el gas de esquisto, un recurso que supuestamente se acumula en el subsuelo de la Safor y en otras zonas de España en las que el Gobierno está concediendo permisos de exploración.

Mientras, la UE, con Francia como líder de la iniciativa, estudia el impacto ambiental que podría tener la explotación de este tipo de yacimientos, lo que incluso podría llevar a la prohibición de su extracción si se demuestra un elevado riesgo para el medio ambiente.

Un reportaje televisivo titulado "Gasland", candidato a los Oscar de este año, ha desatado la voz de alarma en todo el mundo.

El "fracking"

El gas de esquisto se encuentra atrapado en la roca sedimentaria y su extracción ha sido técnicamente inviable hasta hace poco más de una década. El descubrimiento de técnicas para perforar en horizontal siguiendo el depósito y la posibilidad de fracturar la roca en torno a la tubería del sondeo permite ahora extraer el gas.

Sin embargo, en el proceso de fracturación de la roca es necesario inyectar agua a presión, arena y sustancias químicas que aceleran e intensifican el proceso. Según algunos estudios, estas sustancias químicas acaban contaminando los acuíferos, a donde llegan también los gases -metano- liberados y materiales radioactivos de origen natural que contiene la roca. Las empresas gasísticas lo niegan.