Enrique Monsonís murió ayer, aún con ganas de vivir, escribir y dar a conocer su faceta de político, ya que «nada más le diagnosticaron el cáncer, se puso manos a la obra para escribir un libro que editaremos dentro de dos semana», explicaba su hijo, Daniel Monsonís. El que fue presidente del Consell Preautonòmic, entre 1979 y 1982, ha dejado escrito su un legado político. La capilla ardiente quedará instalada hoy a las 10 de la mañana en el Ayuntamiento de Borriana.

Monsonís deja a sus espaldas una intensa carrera política. Desde Alemania empezó su trayectoria con la militancia en el FDP, llegando a ser asesor de un ministro alemán. Pero Monsonís fue también un gran exportador de naranjas, lo que le hizo viajar hasta Alemania, y ser presidente de la Cámara de Comercio de Fráncfort del Meno. Su vuelta a España fue para participar en la Federación de Partido Demócratas y Liberales, que después daría paso a Unión de Centro Democrático (UCD), en donde fue asesor del vicepresidente del Gobierno, Fernando Abril. En 1978, subió a ostentar el cargo de consejero de Agricultura en lo que se conocía como Consell del País Valencia, lo que sería en un futuro la Generalitaty de ahí, pasó a ser conseller de Economía, Hacienda, Interior y Urbanismo. El siguiente paso, un año después, fue ocupar el puesto de presidente tras la dimisión del socialista Josep Lluís Albiñana. Joan Lerma fue el sucesor de Monsonís al frente de la Generalitat, y el borrianense se marchó de diputado al Congreso hasta 1983.

Fue eurodiputado por UV desde el 20 de marzo de 2003 hasta 2004. y tras dejar la política activa mantuvo vínculos con el partido que fundó Lizondo. En 2005, reclamó judicialmente el reconocimiento como primer presidente autonómico, condición que el TSJ valenciano le otorgó.

En dos semanas verá la luz un nuevo libro, ya póstumo. «Cinco años al frente de la política valenciana, sin déficit, ni deuda», que es su título, recoge sus años al frente del Gobierno autonómico, «en dónde destaca que no le gustaba deber dinero a nadie, y se cansaba de decir que los proveedores de la Generalitat en mi tiempo cobraban en una semana, porque ese era su estilo político», comentaba ayer su hijo. «Él quería documentar su época política durante la transición, pero también explicar paso a paso, el tiempo que estuvo como President. El libro está casi terminado, se encuentra en fase de maquetación, y en dos semanas estará acabado para poder publicarlo», destacaba Daniel.

El cóctel del Nou d’Octubre

Una última anécdota de Enrique Monsonís, explicaba el hijo, da a conocer el carácter de su padre. «Fue cuando recibió la carta de invitación al acto del 9 d’Octubre en el Palau de la Generalitat, donde especificaba que por austeridad se iba a suprimir el cóctel de la recepción, y él se rió, comentando que cuando él era presidente prescindió de los guardaespaldas, y sólo dejo cuatro coches oficiales, cuando ahora seguro que hay más de 400. Aquello era austeridad y no lo de ahora», comentaba su hijo.

Los últimos años de vida de Monsonís, «aún lo llamaban los grandes partidos para mantener una imagen de político limpio, ético. Desde su paso por Alemania, donde empezó con la política, y fue asesor de un ministro alemán, hasta su llegada a España, él intentó aglutinar todas las ideas con un frente común, trabajar para la gente». «Su idea de la política era, que los ciudadanos debían de mandar sobre todas las cosas, y la política no tenía que ser intervencionista, sino estar a disposición de los ciudadanos, porque ellos eran los que elegían a sus representantes».

La Generalitat declara día de luto oficial

Las banderas de los edificios públicos de la Generalitat ondearán hoy a media hasta. El Consell ha declarado día de luto oficial y ha suspendido todos los actos oficiales previstos por consellers, altos cargos y por el propio presidente. Alberto Fabra trasladó ayer sus condolencias a la familia, «en nombre del Consell y de todos los valencianos». En Borriana se decretaron tres días de duelo. El entierro está previsto para mañana domingo a las 11 horas en el cementerio municipal. No se oficiará ninguna ceremonia religiosa. Fue una de las últimas voluntades de Monsonís.