Los primeros valencianos quizá llegaron a tiempo de ver la última erupción de un volcán registrada en lo que hoy es el territorio o el mar situado frente a las costas de Valencia aunque no es seguro que el espectáculo tuviera testigos. Los científicos aseguran que hace un millón de años, como pronto, que reventó el cerro de Agrás en Cofrentes y para entonces los primeros humanos apenas habían comenzado a extenderse por la Península Ibérica.

Más reciente es la actividad volcánica que dio lugar a las islas Columbretes y que debió constituir, sin duda, un gran espectáculo para quienes la observaran desde tierra firme por última vez hace 300.000 años.

La aparición de un nuevo volcán submarino en Canarias ha convertido en actualidad la investigación vulcanológica que se realiza en España y a la que aparecen asociados siempre los nombres de Picassent, Cofrentes y Columbretes, donde todavía son visibles los restos del último vulcanismo valenciano.

Lo ocurrido en El Hierro no difiere mucho de lo que alguna vez debió ocurrir en las islas Columbretes o a apenas unas millas náuticas de lo que hoy son las playas de Gandia, Sueca, Moncofa o Valencia. Bajo el mar y a cientos de metros de profundidad existen numerosas evidencias de la existencia de volcanes de los que solo queda una memoria geológica. En 2007, expertos del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que viajaban a bordo del buque oceanográfico Hespérides dijeron haber descubiertos dos conos volcánicos no inventariados hasta ese momento frente a la costa de Valencia.

Carlos de Santiesteban Bové, profesor de Estratigrafía en la Universitat de València, asegura que ademas de los restos visibles en Cofrentes o Columbretes y en menor medida en Picassent o en el corredor del Palancia —donde hubo actividad volcánica en el Jurásico— «existen más volcanes sumergidos en el fondo del Canal de Valencia, entre las islas Baleares y las costas de Valencia y Castelló».

Desde 1907, año en el que el Gobierno de la época comisionó a dos científicos para que investigaran el vulcanismo de Cofrentes, numerosos investigadores se han ocupado de datar la época en la que la altividad geológica provocó la aparición de los volcanes valencianos. Este tipo de determinaciones, sujetas siempre a cierta incertidumbre, ha sido especialmente frecuente en Cofrentes por razones que parecen obvias: la existencia de una central nuclear cuya seguridad quedaría comprometida si existiera riesgo de una nueva erupción.

De Picassent a Columbretes

Según estos trabajos, la «Pedra Negra» de Picassent sería el volcán más antiguo de los situados en el entorno del Golfo de Valencia. Sus erupciones tuvieron lugar en el Tortoniense, lo que supone que han transcurrido casi ocho millones de años desde la última manifestación volcánica.

Más reciente es la actividad en Cofrentes, con un pasado volcánico que se prolongó, según diversos trabajos, en pleno Cuaternario, con una horquilla en su datación que va desde hace 2,6 millones de años hasta hace un millón.

Según los investigadores, el cono volcánico visible todavía en la Illa Grossa de Columbretes es probablemente la manifestación más reciente del vulcanismo que afecta a la Comunitat Valenciana. Hace un millón de años comenzó a apenas unas millas del puerto de Castelló un proceso que guarda similitudes con el que se está registrando en la isla canaria de el Hierro. La corteza terrestre se abrió para dar paso al magma que pugnaba por salir y que terminó conformando un cono volcánico con su cráter que la erosión marina ha ido deteriorando. Durante decenas, centenares de miles de años, el sistema de volcanes de Columbretes, con extensiones en los fondos marinos más próximos permaneció activo hasta hace 300.000 años, cuando se produjo la última erupción.

Técnicamente, un volcán está activo si hace menos de 10.000 años que sufrió una erupción. Con estos parámetros, ninguna de las áreas volcánicas valencianas puede considerarse activas. Sin embargo el magma está ahí. En el caso de Cofrentes a unos 15 kilómetros bajo el cerro de Agrás, buscando siempre una rendija por la que fluir hasta la superficie.