Investigadores del laboratorio de Genómica Estructural del Centro de Investigación Príncipe Felipe en colaboración con equipos de la Universidad de Massachussetts Medical School y de la Universidad de Standford han descifrado por primera vez en el mundo la estructura tridimensional de una bacteria, la Caulobacter Crescentus que junto con la E. Coli son los dos modelos que se utilizan en investigación básica.

Aunque el hallazgo parece estar muy lejos de lo que podría ser una aplicación en seres humanos, el descubrimiento sienta unas bases importantes en la interacción y localización de los genes en el interior de las células que podría servir para, más adelante, estudiar el comportamiento genético de determinadas enfermedades.

El director del Laboratorio de Genómica Estructural, Marc A. Marti-Renom explicó a Levante-EMV que es la primera vez que se han combinado técnicas de biología molecular para el estudio de la interacción de genes y que lo que aporta este trabajo es una tecnología que en el futuro se podrá aplicar en el Genoma Humano para observar la estructura al completo.

En la investigación se han empleado tres técnicas: la 5 C que ha permitido dibujar el mapa de los 28.700 puntos de contactos que hay en el genoma de la bacteria y que se han utilizado para medir la distancia espacial que hay en el genoma (Massachusetts). La segunda fue de microscopía en la que se emplearon marcadores fluorescentes para ver la proximidad que existe entre algunos genes y su localización en el interior de la célula (Standford) y la tercera, que es la que se ha realizado en Valencia, ha sido la computacional en la que ha participado el investigador italiano Davide Baù.

Esta última técnica ha permitido descifrar la arquitectura tridimensional del genoma de la bacteria a partir de los datos recopilados en los estudios previos.

"La investigación aporta una nueva tecnología, lo siguiente es ir aumentando el tamaño para ver si lo podemos aplicar en el Genoma Humano", expresó Marti-Renom. El genoma de una bacteria tiene 4 millones de nucleótidos o letras, mientras que el humano es mil veces más grande, ya que tiene tres mil millones.