Si se aparcan las verborreicas declaraciones políticas y uno se ciñe a la vieja doctrina Anguita del "programa, programa, programa", salta a la vista que el PP ha diluido la defensa de la solidaridad interregional en materia hídrica, léase el agua para todos, que han capitaneado los populares valencianos en la última década. En sólo ocho años, los programas electorales del partido de Mariano Rajoy han pasado de defender casi explícitamente el trasvase del Ebro a descafeinar su postura hídrica y limitarla a la transferencia de "los sobrantes, si los hubiere, de aguas de cuencas excedentarias a las deficitarias" por el vago principio de "solidaridad interterritorial", como aparece en el programa electoral del PP que ayer se conoció en su integridad.

En 2004, el programa de los populares defendía "la ejecución de las actuaciones del Plan Hidrológico Nacional" donde se incluía el trasvase del Ebro.

En 2008, el documento electoral del PP prometía ejecutar "todas las obras hidráulicas necesarias" (léase trasvase del Ebro), apelaba a la "solidaridad interterritorial" porque "el agua es de todos", aludía explícitamente al "Plan Hidrológico Nacional" y abogaba por la transferencia, que daba por hecha, de "los sobrantes de aguas de cuencas excedentarias a las deficitarias".

El programa de 2011, en cambio, denota que al PP ya le quema el agua y pretende enterrar el hacha de la guerra hídrica que enfrentó a la Comunitat Valenciana y Murcia con Castilla-La Mancha, Aragón y Cataluña, comunidades en las que ha dejado de gobernar el PSOE. De hecho, las dos páginas sobre política hídrica del programa de 2008 han quedado reducidas a unos pocos párrafos que, como el agua misma, resultan inoloros, incoloros e insaboros.

En el meollo, el nuevo programa del PP promete "mantener el principio de preferencia de uso de los territorios por donde transcurren las cuencas (...) transfiriendo los sobrantes, si los hubiere, de aguas de cuencas excedentarias a las deficitarias". Ahora aparece el matiz novedoso de "si los hubiere" (en 2008 se daba por hecho que habría agua excedentaria para trasvasarla a otras cuencas) y se elimina cualquier mención al Plan Hidrológico Nacional y a las obras hidráulicas y se evita la pabra "trasvase".

Además, la propuesta electoral sobre el agua de los populares promete "un gran pacto nacional basado, entre otros criterios, en los de unidad de cuenca, sostenibilidad ambiental, prioridad de uso en la propia cuenca con garantía de las necesidades presentes y futuras de la misma, y solidaridad interterritorial".

El trasvase del Ebro, pues, ya es historia para el PP y así lo han asumido los populares valencianos con la única esperanza de que el monstruo que contribuyeron a crear en las guerras del agua contra el PSOE no se vuelva ahora en su contra en un efecto bumerán. Delante tienen a un frente social que, como ayer aseguraron en este periódico algunos de sus miembros, están dispuestos a "obligar" al PP, si gobierna, a asumir el trasvase del Ebro que siempre prometió e incluso a "salir a la calle" para exigirlo.

Sí al Corredor Mediterráneo

Por otro lado, en materia de infraestructuras, el programa del PP asegura: "Daremos prioridad a las conexiones con el resto de Europa, en especial a los corredores Mediterráneo y Atlántico, y a la travesía central del Pirineo", el trazado ferroviario que competía con el eje mediterráneo. Todos contentos. Diplomacia electoral obliga.